¿Que se espera ver en una sala de Neonatología? Quienes no son asiduos visitantes a esos espacios creen que se encontrarán con muchas incubadoras, tubos y máquinas por doquier. Pero desde 2013, en distintos hospitales del mundo esas salas han sido teñidas por coloridos pulpos tejidos al crochet que reposan a un lado de los pequeños bebés prematuros. Algunos los definen como ese abrazo cálido que les falta en las cajas de cristal. Y algunos hospitales de Tucumán no están ajenos a esta tendencia, que nació en Dinamarca y que busca la contención de esos pequeños que han nacido antes de tiempo.

Los tentáculos de los pulpos están diseñados para simular un cordón umbilical, y su función es calmar a los bebés prematuros al ofrecerles sus extensiones como un punto de agarre. Sujetar cualquier objeto que toque la palma es un acto primitivo en los bebés, debido al reflejo de prensión que se desarrolla mientras están en el útero y se mantiene durante los primeros meses de vida. Además, los tentáculos evitan que los bebés jueguen o desconecten tubos y material esencial de la incubadora.

La médica tucumana Adriana Salvatierra, coordinadora de Neonatología del Hospital del Este “Eva Perón”, sostiene que, si bien no se hicieron investigaciones concretas, de acuerdo con la evidencia práctica notaron que el pulpito ayuda a que el niño logre una mejor recuperación, favorece a que duerman de una forma más tranquila y armónica y ayuda a que disminuyan los períodos de llanto. “Se nota que se sienten acompañados, que tienen lapsos de más serenidad. Vimos buenos resultados, aunque no hayamos hecho mediciones científicas”, afirma. Agrega que los pulpitos comenzaron a usarse en la sala de Neonatología desde hace unos cinco meses.

Por otra parte, junto con su equipo de trabajo Salvatierra detalla que esta propuesta es voluntaria: hay quienes tejen los pulpos de manera gratuita para dárselos a los niños desde que están en incubadoras, hasta cuando pasan por la cervocuna o cuna radiante y hasta en la cuna pequeña. Durante toda esa estadía, el pulpito acompaña al bebé. Además, el hospital les permite a los padres que se lleven los muñecos a su casa una vez que se les ha dado el alta a los pequeños.

“Los hacemos fabricar con un hilo especial hipoalergénico, para evitar cualquier posibilidad de que se le peguen partículas de polvo. Con ellos no han aumentado los índices de infección. No han sido elementos perjudiciales desde el punto de vista infectológico”, detalla Elizabeth Ávila, directora del hospital, que resaltó la importancia del voluntarismo y del trabajo en equipo en esta propuesta que sólo ha generado bienestar.

Manos tejedoras

Un grupo de tejedores voluntarios de Argentina colabora con el proyecto danés llamado “Octopus for a preemie” (pulpos para un prematuro). ¿Qué hacen? Tejen pulpitos con el patrón original aprobado en Dinamarca, que luego son donados a hospitales de todo el país, como lo hicieron hace poco en el Hospital Regional de Concepción, según indicaron en el sitio web “Abrazos de pulpitos” (así se llama la agrupación de voluntarios locales). Tafí Viejo, por ejemplo, tiene sus representantes que fueron capacitadas en julio de este año. Ya hicieron aportes a la Maternidad y al sanatorio 9 de Julio.

Según indican en la agrupación nacional, para hacer los pulpitos se deben tener en cuenta los patrones daneses que son muy importantes, ya que los muñecos estarán en contacto con bebés prematuros en estado delicado. El relleno solamente puede ser de vellón siliconado (no se apelmaza, es libre de impurezas y es hipoalergénico). Sólo se deben tejer con hilo peruano o macramé, ya que son 100% mercerizados (tratamiento por el que se obtiene el PH neutro). El cuerpo del pulpito debe tejerse con medio punto, todo en espiral. No deben quedar costuras. Mientras que los accesorios, como ojos y bocas, deben ser bordados. La medida ideal es que el cuerpo tenga entre seis y nueve centímetros, y los tentáculos, hasta 14 centímetros.