Para la gran mayoría de las personas, vacaciones y viajes son irreconciliables con dieta y buena alimentación. Desde el momento en que te subís al avión o al auto comienzan las tentaciones y la alimentación desorganizada, algo que puede tirar por la borda todo el esfuerzo del año en pocos días. Pero ojo: no se trata solamente de cuidar el peso corporal, se trata también de que durante el viaje no tengás contratiempos ni problemas estomacales por comer alimentos a los que no estás acostumbrados.
Difícilmente viajés con tu dieta bajo el brazo, pero al menos podés tener presente las pautas de alimentación para ordenar tus comidas. Siempre se puede pedir bebidas reducidas en azúcar, evitar el consumo excesivo de grasas, optar por los platos que contengan mucha verdura, consumir frutas durante todo el día para tener energía. Y agua, mucha agua, nunca olvidarse de llevarla a todos lados.
Además de la alimentación, lo ideal es sostener alguna actividad física, de ser posible todos los días. Buscá el tiempo para salir a correr, hacer algún deporte, nadar, caminar, etcétera, porque tiempo para tirarte en la reposera a tomar sol siempre va a haber. Con media hora por día te asegurás de que la maquinaria siga funcionando.