Rescatistas seguían hoy en la búsqueda de supervivientes en un número cada vez menor de edificios destrozados después del terremoto más mortal de México en 32 años, mientras el presidente Enrique Peña Nieto instaba a la población a volver su atención a las labores de reconstrucción.
Contra todo pronóstico, la búsqueda continuó en un edificio de oficinas en ruinas en el barrio Roma de la Ciudad de México y en un apartamento de cinco pisos en el histórico Tlalpan, después de que el terremoto magnitud 7,1 del martes derribó decenas de construcciones y dejó al menos 318 personas muertas.
"No podemos garantizar que hay vida, lo que sí podemos garantizar es que removeremos la última piedra", dijo Roberto Hernández, un voluntario de la brigada de rescatistas Topos que trabajaba en uno de los edificios colapsados.
En la Basílica de Guadalupe, la Iglesia Católica ofreció hoyuna misa por las víctimas del sismo, el peor desde el terremoto de 1985 que causó miles de muertos.
El desastre de esta semana habría dejado unos 30.000 hogares gravemente dañados en los estados adyacentes de Morelos y Puebla, y pérdidas económicas de entre 4,000 millones y 8,000 millones de dólares.
Las autoridades suspendieron los esfuerzos en la zona de clase media alta de Lindavista, tras retirar 10 cuerpos de los escombros; mientras que en un edificio de apartamentos de Tlalpan las labores de rescate fueron detenidas brevemente el sábado debido a un terremoto de magnitud 6.2 que sacudió el sur de México y que volvió a expandir el miedo en la capital.
Pero dentro del caos también algunas personas trataban de retomar sus vidas.
"Tenemos miedo, pero la vida tiene que continuar. Mañana llevaré a mis hijos a la escuela y que sea lo que Dios quiera", dijo Claudia Avila, que desayunaba con su familia en un restaurante que abrió sus puertas en uno de los barrios más afectados. (Reuters)