Momentos de tensión e incertidumbre se viven en el estado norteamericano de Florida debido a la llegada del huracán Irma, una de las peores tormentas del último siglo. La destructiva marcha del fenómeno arrasó con las ciudades costeñas de Cuba, con vientos de 200 kilómetros por hora, y en su paso por el Caribe dejó 22 muertos y daños materiales incalculables.
Las primeras muestras de la intensidad del huracán se manifestaron a las 19.30 (20.30, hora argentina) con intensos vientos y copiosas lluvias en ciudades desoladas del sur de Florida. Se estima que el tornado toque tierra este domingo por la tarde.
En carne propia
En Miami, dos tucumanos se quedaron atrincherados en sus casas junto a sus familias. Reforzaron las puertas y ventanas, compraron víveres y se hicieron de un generador de energía eléctrica para soportar los embates de Irma. "Está muy mala la cosa. Hay 18 millones de personas en peligro. Quizá tendríamos que haber hecho antes los preparativos para no estar aquí. Lamentablemente la decisión no se tomó a tiempo y ahora estamos atrapados", confesó el tucumano Carlos Vera en diálogo con LA GACETA.
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El ingeniero mecánico tiene 69 años y hace más de 40 que vive en Estados Unidos. Vive junto a su esposa en Kendall, en la zona sur de Miami. Tienen la casa completamente preparada ya que en 1992 vivieron en carne propia los embates del huracán Andrew, una de las tormentas tropicales más devastadoras del siglo XX. "Me pegué el susto más grande de mi vida. Tiembla todo, parece que se va a caer la casa. Es terrorífico", explicó.
En familia
Un poco más al norte, en North Miami Beach, la tucumana Victoria Gijón fue con su marido a la casa de su cuñado para refugiarse junto a su familia del huracán. Admitió que si las ráfagas son muy fuertes y arrancan alguna puerta o ventana (en Cuba los vientos alcanzaron los 200 kilómetros por hora) se encerrarán en un closet o en el lavadero.
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"Nos quedamos porque mi cuñado y familia iban a quedarse. Yo habría preferido irme, pero ahora sinceramente creo que no estuvo mal quedarnos acá. Estamos cómodos, en familia y a salvo, alejados de las zonas de inundación y con grupo electrógeno por las dudas lleguemos a necesitar electricidad", le dijo a LA GACETA la joven de 29 años que vive hace ocho en Estados Unidos y trabaja en un restaurante argentino.
Cambio de planes en plenas vacaciones
La médica tucumana María José Pomares viajó a Miami la semana pasada para disfrutar de un crucero con su familia y sus suegros. Sin embargo, por el paso arrasador de Irma por el Caribe y los pronósticos devastadores sus planes cambiaron de manera radical e hicieron que optaran por movilizarse el martes hacia Orlando, unos 200 kilómetros al norte de la ciudad costeña.
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"Por ahora está todo normal. Pero en el hotel ataron todo, como bancos y reposeras. Tenemos habitación hasta el lunes y nosotros salimos a Buenos Aires el martes, supuestamente. Calculo que no saldremos. La vuelta a Miami va a ser un caos. No sé si llegaremos", dijo preocupada la madre de dos nenas en diálogo con este diario.