El primer día de la nueva era del Gymnasium fue convulsionado. Ayer, por primera vez en casi 70 años, se comenzó a inscribir aspirantes mujeres para el ingreso 2018 en la última escuela universitaria en plegarse a la educación mixta. Padres y alumnos del colegio protestaron por lo que consideran una medida autoritaria por parte del Consejo Superior de la UNT. La mañana de inscripciones terminó con una toma simbólica del colegio de 25 de Mayo al 600 y con una marcha organizada para la mañana de hoy.
“Lo que más molesta es que hayan jugado con los chicos, haciéndoles creer que tenían derecho a opinar. Les armaron un teatro donde los hicieron votar y les hicieron creer que estaban en una democracia, pero no es así”, expresó Gabriela Julio, mamá de un alumno que transita los primeros años en el Gymnasium.
Ella se refiere a la disposición sorpresiva que tomó el Consejo Superior, el máximo órgano de Gobierno de la universidad, que el martes pasado y por unanimidad definió que todas las escuelas de la UNT deben adecuarse al principio constitucional de la no discriminación. Esa medida se opuso a lo que había sostenido el Consejo Asesor Interno (CAI) del Gymnasium, que días antes había rechazado el ingreso de mujeres para el ciclo 2018. Las resoluciones del CAI, conformado por docentes, alumnos, padres, no docentes y egresados, sin embargo, no son vinculantes y, en última instancia la decisión es del Consejo Superior de la UNT.
Mientras se anotaban las 15 personas que se inscribieron ayer, cinco de ellas mujeres, los estudiantes del Gymnasium mantuvieron reuniones de las que surgió la idea de la protesta y la toma simbólica.
“Más allá de las opiniones de cada uno, que las seguimos discutiendo, lo que ha molestado es que se pase por encima de lo decidido en la escuela”, señaló Santiago Ledesma, vicepresidente del Club Colegial. Algunos de sus compañeros, que también dialogaron con LA GACETA, de hecho piensan que es positivo -o al menos “nada catastrófico”- que ingresen mujeres, pero rechazaron la actitud del Superior.
“Además de que es autoritario -agregó la mamá Gabriela Julio- a los chicos no los prepararon como corresponde para este cambio tan importante”. “No hay apoyo de un psicopedagogo ni de un psicólogo, nada de nada”, reclamó.
Fabiana Ulloa es otra de las mamás que se puso al lado de los estudiantes en este pelea por conservar la tradición de la educación diferenciada. “Yo hice la secundaria en una escuela técnica, en la que éramos cuatro mujeres nada más y era muy difícil. Aun así, creo que los chicos tienen derecho a elegir si quieren una escuela de varones solos y no han sido escuchados”, expresó. “Hay varios estudios que defienden la educación no mixta, entre otras cosas porque hay una etapa en la que la mujer se adelanta un poco en el aprendizaje y recién a los 18 comienzan a igualarse”, argumentó. Según Ulloa, la UNT utiliza esta discusión con otras intenciones: “quieren tapar en la sociedad las irregularidades de la Minera”.
Pancartas desafiantes
La directora de la escuela preuniversitaria, Sandra Mansilla, se mostró comprensiva con el reclamo de los alumnos, pero sostuvo que eso no afectará el normal desarrollo de las inscripciones. A pesar de ello, padres y chicos aseguran que hoy no permitirán que nadie se inscriba para el cursillo de ingreso 2018. Las pancartas que alzaron ayer decían “hoy no se inscribe nadie”.
“Los chicos están ejerciendo su derecho a manifestarse pacíficamente, pero eso no impide que continuemos el proceso de inscripción con normalidad. Durante la primera jornada se inscribieron 15 aspirantes, cinco de ellos mujeres y continuaremos mañana (por hoy) durante la mañana”, respondió la directora ante la consulta de LA GACETA.
> PUNTO DE VISTA
La presencia de la diversidad siempre inquieta
SERGIO ESPARREL Psicólogo del Gymnasium
La presencia de la diversidad siempre inquieta. Y cualquier proceso de cambios que tenga que ver con lo estructural genera resistencias; eso es algo muy humano, no nos puede extrañar esa resistencia.
El cambio que se está realizando en el Gymnasium plantea cuestiones propias muy profundas, inconscientes si se quiere, que tienen que ver con la construcción de la identidad. Hay que notar que padres, egresados y alumnos hacen mucha alusión a la carta fundacional de la escuela, es algo estructural, lo que no significa que no se pueda cambiar con el tiempo.
Más allá de la entendible resistencia de estos momentos, es un cambio que ya no se puede negar y que será para bien. Porque el hecho de que entren mujeres va a obligar a toda la comunidad educativa a replantearse y discutir todas las prácticas dentro y fuera de la escuela: el campamento tal y como lo conocemos, el trato entre los pares, el posicionamiento de los docentes frente al curso... todo tendrá que ser revisado, pero eso no tiene por qué tener una connotación negativa