El hombre de 30 años se paró detrás de una mujer de 50 que tomaba un café en la confitería La Estrella -frente a la plaza principal de Concepción- y le puso un pico de botella roto en el cuello. Por momentos, exigió dinero. Luego pidió la presencia del fiscal de turno, del juez de Menores y del intendente de la localidad. Según fuentes del caso, en algunos momentos dijo que tenía hijos, pero a los pocos segundos se contradecía y contaba que no tenía familia. Ante el peligro de muerte para la mujer, dos empleados judiciales comenzaron a charlar con él para distraerlo; mientras, un efectivo de la Policía ingresó de civil por una puerta lateral al local y lo redujo.
El hecho ocurrió alrededor de las 16. Uno de los primeros gritos del hombre, de 30 años, fue que no quería a ningún policía en la confitería, porque degollaría a la mujer de inmediato. Entre los presentes comenzaron los gritos de temor. Sin embargo, un grupo de abogados que se encontraban almorzando en el mismo local, pero una mesa alejada, llamaron al 911 e incluso al fiscal Edgardo Sánchez, que en ese momento se encontraba viajando.
Sánchez de inmediato se comunicó con Tribunales para advertir de esta situación, por lo que se presentaron en el lugar el prosecretario Daniel Marranzino y el ayudante fiscal Mariano Fernández. Ambos comenzaron a charlar con el hombre para que se calmara, mientras uno de ellos le arrojaba aire a la mujer, que estaba muy nerviosa pero no se movía ni un milímetro.
Atrapado por sorpresa
El captor se encontraba parado detrás de la silla de su víctima, oriunda de Aguilares. La mujer continuaba sentada. En esta posición, el hombre vigilaba todo el frente vidriado del lugar y exigía que la Policía no entrara. Ante esta situación los efectivos del 911, a cargo de Julio Concha, y de la comisaría, decidieron enviar a un efectivo por una puerta secundaria. El uniformado ingresó de forma muy sigilosa por un costado y tomó al agresor del cuello para reducirlo. Cuando vieron caer al atacante, un grupo de policías ingresó para ayudarlo y entre tres efectivos lo sacaron de allí.
Durante los pocos pero tensos minutos en que el hombre apoyó el filo sobre el cuello de la mujer, exigió dinero, pidió la presencia del fiscal Sánchez, del juez Roque Arnedo e incluso del intendente radical Roberto Sánchez. “Habría estado bajo los efectos de alguna sustancia, por la forma en que se manejaba. Estaba muy alterado”, comentó una fuente del caso.
Los efectivos cruzaron los 100 metros que separan la confitería de la comisaría de la ciudad y allí lo dejaron aprehendido por orden de la Justicia. Poco después, el acusado tuvo que someterse a una serie de estudios para determinar si se encontraba ebrio o drogado, como sospechan en Tribunales por su forma de actuar. Hoy a primera hora estarían los resultados y se decidirá si el hombre queda detenido.
En cuanto al atacante, no quedó muy claro de dónde es; algunas fuentes dijeron que es oriundo de la capital tucumana y otras, que vive en la zona de Alto Verde. Lo que sí se pudo confirmar es que tiene varios antecedentes delictivos en su legajo, transgresiones que comenzaron cuando aún era un adolescente.
De hecho, en Tribunales recordaron que el hombre es dueño de un dudoso honor en el sur de la provincia: hace más de una década, fue el primer menor privado de su libertad por el entonces recién inaugurado Juzgado de Menores de la localidad.