Decididamente, la situación es preocupante y hay mucho por hacer. La Argentina se ubicó antepenúltima en un ranking realizado por Economist Intelligence Unit (EIU), la dirección de investigación y análisis del Economist Group, que forma parte de un estudio destinado a evaluar la realidad del control del cáncer en Latinoamérica. Y todos somos responsables de que esa realidad cambie; y de que cambie pronto: hoy, en nuestro país, el cáncer es la primera causa de muerte en personas de entre 40 y 60 años.

El informe fue hecho público durante el 6° Roche Press Day, encuentro de periodistas especializados en salud, y compara datos de los 12 países de América latina que concentran el 92 % de la incidencia de cáncer -y el 91% de las muertes-: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.

El resumen de los datos destaca varias problemáticas comunes a todos: fragmentación de los sistemas de salud, y profunda desproporción de asignación de recursos y de accesibilidad entre áreas urbanas y rurales, y entre zonas ricas y pobres, lo que deriva en una gran disparidad en incidencia y mortalidad, y por consiguiente, en equidad.

Otra de las conclusiones generales es que, si bien hay problemas de financiamiento (y es uno de los ítems en los que nuestro país recibió muy bajo puntaje), lo más grave son las decisiones políticas (o su ausencia), y la falta de involucramiento de la población en las campañas de prevención y detección precoz. De hecho, entre el 30 y el 50% de las muertes podrían evitarse, pero entre el 60 y el 70 % de los casos se detecta en estadios avanzados...

Otro de los bajos puntajes de nuestro país fue causado por la inexistencia de un programa nacional de cáncer, tal como lo establece la OMS (ver “Qué es un Programa Nacional de Cáncer?”), elemento que se considera fundamental para poder planificar estratégicamente y asignar recursos con eficiencia.

Decisiones políticas

“El objetivo del estudio fue recabar información que permita tomar decisiones sanitarias basadas en evidencias -destacó durante la presentación del informe Irene Mia, directora editorial global del EIU-, y las evidencias muestran debilidades y fortalezas de las diferentes países en su lucha contra el cáncer”. Añadió que, especialmente donde los recursos son bastante limitados, la planificación es clave: “permite tener la visión política de lo que hay que hacer”, insistió.

Y una de las evidencias encontradas es que, salvo en México (donde la incidencia de la diabetes es aún mayor), el cáncer ya es la segunda causa de muerte en América latina (el 19%, en promedio) y si no se hace algo, los casos casi se duplicarán hasta 2035 (las muertes aumentarán más del 100%).

Otro de las ítems preocupantes del país es el financiero: la Argentina destina a salud sólo el 2,7 % de su PBI, en comparación con el 4,5 % promedio de la región, y el 7,4 % de los países desarrollados. De este porcentaje, la mayoría sigue concentrándose en enfermedades infecciosas.

Así y todo -muestra el informe- se realiza una inversión importante en medicación; el problema es, básicamente, de eficiencia: dada la injerencia de dos ministerios nacionales (Salud y Desarrollo Social), más los sistemas provinciales, la burocracia demora los tratamientos y muchas veces obliga a la judicialización de los casos.

A esto se suma que el Banco Nacional de Drogas Oncológicas casi no ha incorporado terapias innovadoras en el vademécum de los tratamientos disponibles.

Otras áreas

Más allá de estos dos puntos críticos, hay indicadores que confirman que se trata de una “historia de luces y sombras”, como expresa el subtítulo del informe.

En el ítem Monitoreo, que refleja la disponibilidad de información epidemiológica -insumo básico para la planificación-, la Argentina tuvo un buen desempeño, ya que cuenta con datos de base poblacional y hospitalarios. Pero se aclara que, al depender los primeros de registros provinciales, la información está fragmentada y cubre sólo el 30% de la población.

Se resalta también el sistema de atención gratuita y abierta a quien la necesite de los hospitales públicos argentinos, donde existen programas para cubrir tratamientos oncológicos, pero se destaca que los recursos son limitados.

Entre las sombras aparecen problemas que compartimos con el resto de la región y que abonan la desigualdad en las chances de acceso a la salud: la falta de recursos humanos formados en oncología y su concentración en los centros urbanos; la escasez de equipos de radioterapia, que se usan como indicador de la inversión en infraestructura (solo Chile y Uruguay tienen suficientes equipos para tratar a todos los pacientes del país) y/o la falta de integración de los servicios de cuidados paliativos al sistema de salud, dato que no es menor dada la gran cantidad de pacientes que -por llegar el diagnóstico tarde- los necesitan.

Conclusiones

“Nos equivocaríamos si ignoramos que ha habido efectivamente un progreso en los últimos años... pero la incidencia del cáncer aumentará rápidamente, y si no se hace nada, la tasa de mortalidad aumentará más rápido”, concluye en informe. Reconoce que no hay una solución única y que cada país tiene su conjunto de problemas, pero destaca que los decisores políticos deberían considerar cinco áreas claves: la planificación, la producción de datos confiables y representativos, el fortalecimiento de la prevención y el diagnóstico precoz, la determinación de prioridades basados en evidencias y la demolición de las barreras que impiden el acceso a diagnósticos y tratamientos. No es poco reclamo, y menos en tiempos electorales.

Datos preocupantes de nuestro país

- 217 de cada 100.000 habitantes sufren cáncer (incidencia media-alta)

- 60.000 personas por año mueren de cáncer en la Argentina.

- 60 - 70% de los pacientes son diagnosticados en estadios avanzados de la enfermedad.

- Vademécum desactualizado: es muy lenta la incorporación de terapias nuevas al banco de drogas oncológicas, dependiente del Instituto nacional del Cáncer.

Otro déficit: grandes desigualdades

Un sistema de salud fragmentado (existen subsistemas de paralelos y superpuestos), y la incomunicación entre las partes dificultan la articulación de políticas, lo que genera desigualdades: las zonas rurales tienen menos acceso a la atención, y los pacientes sin obra social están en inferioridad de condiciones.

¿Qué es un Programa Nacional de Cáncer?

Es un programa de salud pública diseñado para reducir el número de casos de cáncer y de muertes, y mejorar la calidad de vida de los pacientes, mediante la implementación de estrategias sistemáticas, equitativas y basadas en evidencia para la prevención, detección temprana, diagnóstico, tratamiento y paliación utilizando los recursos disponibles. No importa cuáles sean las limitaciones de recursos; si está bien concebido y bien administrado, un PNC ayuda a reducir la carga de cáncer y a mejorar los servicios para los pacientes de cáncer y sus familias. (Fuente: OMS)

Éxitos y deudas sociales

El informe destaca como punto a favor para el país la existencia de programas se tamizaje y detección temprana, en particular en cáncer de cuello de útero, mediante papanicolau (PAP) y vacunación de niñas y niños (sigue siendo un problema que la población destinataria se aplique la segunda dosis). Advierte que también sigue siendo alta la incidencia de cáncer de pulmón, de próstata, de mama y colorrectal. Y destaca que la Argentina es el único de los 12 países que no ratificó el Convenio Marco para el Control del Tabaco.