HAMBURGO.- La Argentina recibió ayer simbólicamente de manos de Alemania el testigo para presidir el G-20 a partir de diciembre y ser, a principios de 2018, la sede de la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, un reto que contempla plantear la agenda de debate del foro y procurar la seguridad del encuentro.
“La clave es la integración inteligente con el mundo, gradual y siempre constante. El camino sostenible solo se puede construir en una economía internacional más integrada”, dijo el presidente argentino, Mauricio Macri, en Hamburgo. Allí, entre otros puntos, planteó la necesidad de establecer un orden mundial bajo la premisa de una economía abierta y el respeto por los derechos humanos.
Sobre esa postura, Macri intentó esbozar algunos de los puntos que, como país anfitrión, deberá proponer para discutir en la próxima reunión en 2018, cuya sede todavía no fue definida oficialmente. “Asumir la presidencia del G-20 es un desafío muy grande para Argentina por varios aspectos: la visibilidad que otorga a quien organiza la cumbre; la logística; y la impronta temática que debe trascender a la siguiente reunión”, dijo Julia Pomares, directora ejecutiva del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
Prueba piloto
Antes de la Cumbre del G20 Argentina tendrá una suerte de prueba piloto al organizar, en diciembre próximo, la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Buenos Aires. Frente a las reuniones internacionales, principalmente la del G-20, la Argentina tiene la posibilidad de “constituirse como un referente regional”, un espacio que está “abierto”, comentó Carolina Zaccato, investigadora de la Universidad de San Andrés. Esta situación, aclaró, no significa “enfrentarse con los vecinos latinoamericanos, sino representar los intereses de la región”. El país evalúa tres posibles sedes para la reunión de jefes de Estado y de Gobierno: Buenos Aires, Mar del Plata y San Carlos de Bariloche.
En junio pasado, con motivo de la visita de la canciller alemana, Angela Merkel, se desplegó un gran operativo de seguridad que blindó en casi dos kilómetros a la redonda los sitios en los que estuvo la dirigente europea en Buenos Aires. Mar del Plata, principal centro turístico argentino durante el verano, a orillas del Atlántico, fue en 2005 la sede de la Cumbre de las Américas, que pasó a la historia por el “No al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas)” que los países latinoamericanos expresaron contra la iniciativa de Estados Unidos.
Mensaje argentino
Ante los mandatarios integrantes del G-20, Macri los convocó en Alemania a “unir esfuerzos y cooperación para que la gente tenga acceso a educación y capacitación de calidad”. “Nos debe preocupar la gente más vulnerable, porque los trabajos que requieren menos habilidad, son los que están en situación de riesgo frente a la automatización”, planteó.
“Tal vez debamos reconocer que no nos hemos ocupado lo suficiente para proteger a los trabajadores en esta nueva escala de valor y producción a escala mundial”, subrayó Macri, al exponer en la cumbre. Consideró que solo “una educación de calidad servirá para reducir la desigualdad”.
En su discurso realizado en el Predio Ferial de Hamburgo, Macri llamó también a trabajar mancomunadamente para asumir un compromiso a futuro sobre la creación de más y mejores empleos y hacer foco en la necesidad de impulsar una mayor inserción de la mujer en el mundo laboral.
Anticipó que el trabajo y la educación serán los ejes temáticos durante la presidencia argentina del G-20 el año próximo y una continuidad de que lo se debatió en la cumbre actual. “Apoyamos la iniciativa que impulsa el G20 para que la educación y el empleo vayan en armonía con procesos de innovación y digitalización”.
Las protestas de grupos anticapitalistas contra el G20 dejaron a Hamburgo sumida en el caosResaltó el jefe de Estado que por causa de la renovación tecnológica “el mundo es testigo de una creciente demanda de un nuevo conjunto de habilidades en todos los niveles” y “el futuro del empleo se presentará como una carrera entre la educación y la tecnología”.
“Tal vez debamos reconocer que no nos hemos ocupado lo suficiente para proteger a los trabajadores en esta nueva escala de valor y producción a escala mundial”, subrayó. Señaló que “en el pasado los procesos de innovación tecnológica generaron más trabajo, no menos” y que en contraposición “en el siglo XXI, pensar en eso requiere un compromiso a futuro del empleo”. En ese sentido, afirmó que “el desarrollo de capacidades y competencia se convirtió en preocupación de primera índole para los países desarrollados y en vías de desarrollo”. Dijo que por causa de la “renovación tecnológica el mundo es testigo de una creciente demanda de un nuevo conjunto de habilidades en todos los niveles”.
“En diálogo con los empresarios y sindicalistas, los líderes del G-20 tenemos que velar por el trabajo de calidad, y el cumplimiento de los derechos laborales a lo largo de toda la cadena de suministros. Los instrumentos de la ONU, la OIT y la OSD son un buen punto de partida para lograrlo”, enfatizó. Puntualizó que “el futuro del empleo se presentará como una carrera entre la educación y la tecnología”. “En el G-20 unimos esfuerzos y cooperación para que la gente tenga acceso a educación y capacitación de calidad, aprovechar al máximo la revolución digital facilitando la innovación y el desarrollo de nuevas habilidades”, señaló. (DPA-Télam)