José Luis “El Cabudo” García dice sentirse hostigado. Asevera que lo acusan de contrabandista y de instigar los cortes que se produjeron recientemente en la ruta 9. Y asegura que las fuerzas de seguridad lo persiguen para sacarle dinero. El domingo, LA GACETA publicó una foto donde aparece posando con una ametralladora. Entonces decidió presentarse de manera espontánea en el Juzgado Federal para aclarar todo y ponerse a disposición de la Justicia. Agrega que esta tarde hará lo mismo en Salta.
El juez federal de esa provincia, Julio Bavio, lo procesó en 2013 al sostener que sería el líder de una asociación ilícita que se dedicaba a la comercialización de mercadería ilegal y al tráfico de estupefacientes. Pero el abogado del “Cabudo”, Manuel Pedernera, niega esos vínculos.
“Mi cliente se dedica a coordinar tours de compras hacia Buenos Aires y hacia el norte. La causa que él tiene se debe a un incidente que se produjo en Orán, cuando Gendarmería les secuestró la mercadería en un playón municipal. En ese lugar había más de 3.000 personas y a él lo acusan de la privación de la libertad de tres gendarmes, cuando en realidad fue un encierro voluntario. A los gendarmes les dio miedo la muchedumbre y se encerraron en una habitación; incluso la llave estaba del lado de adentro. Hay filmaciones de eso y a mi cliente lo individualizan por su tatuaje. Ese fue el incidente, nunca hubo contrabando ni asociación ilícita”, asegura.
García conversa con LA GACETA y añade: “nunca tuve en 20 años incidentes con Gendarmería; los incidentes empezaron cuando se fueron de las manos las cosas y la gente se cansó de que les quitaran la mercadería. Incluso íbamos a una feria de Orán que está autorizada. Ese día hubo un atropello de Gendarmería”. Esa causa aún no fue elevada a juicio, según Pedernerna.
- ¿Qué pasó después?
- Fui muy perjudicado. Estuve detenido dos años y medio. Fue muy duro. Yo tenía una SRL con los papeles en regla, pero me secuestraron los dos colectivos, no sé por qué si el incidente no tiene nada que ver con el traslado de la mercadería.
- ¿Cuándo salió en libertad?
- Hace 20 días salí y ya me detuvieron tres veces los del 911. ¿Qué va a ser de mí? El problema que tengo es mi madre: es mayor y esta situación la llevó al límite. El otro día iba en la moto con mi hijo de 16 años, en el parque (9 de Julio), y me paró el 911 y me llevaron a la comisaría porque decían que yo andaba apretando. Después, iba en la camioneta y me pararon cinco móviles; me preguntaban qué andaba haciendo y yo estoy libre: no tengo prisión domiciliaria, mi única restricción es para salir de la provincia. Me dieron vuelta y me sacaron toda la plata que tenía ($ 5.000). El domingo (después de la publicación de este diario) se presentó en mi casa uno del 911 y me contó que su jefe les preguntaba qué hacía yo libre y por qué no me habían detenido. ¿Qué va a pasar conmigo? Tengo destruida mi vida, tengo nueve hijos y no puedo trabajar. Al final me sentía más seguro cuando estaba preso porque ahora salgo de mi casa y no sé si vuelvo.
- ¿Usted dice que la Policía lo está hostigando?
- Sí. Me siento así.
- ¿Tuvo algo que ver con los cortes recientes en la ruta 9?
- No. Mis hermanas y algunos amigos tienen puestos en la zona de la terminal. Ellos me dan una mano porque trabajo no me da nadie. Pero por mí nadie cortó nada. Si ahora me dicen que soy instigador, ¿por qué no mandé a que corte la ruta para mí?
-¿Tuvo vinculación con los Ale?
- No, nada. Los sentí nombrar, pero nada.
- ¿Qué tiene para decir de su fotografía con la ametralladora?
- Había un lavadero donde lavábamos los colectivos, vino un camión y bajó un tipo con una ametralladora. Estábamos de asado y nos sacamos fotos como un juego. A la foto la sacaron de mi teléfono cuando quedé detenido y lo secuestraron.
- ¿Tiene algún significado ese tatuaje en su rostro?
- Ha sido una promesa por la muerte de un hijo. En el juzgado también me preguntaron qué era y el secretario me dijo: ¿no hubiera sido mejor ir a una Iglesia? Puede ser, pero no me siento mal por esto, marcó mi vida.