En el escritorio del arquitecto Javier Zerda, en el tercer piso de un edificio capitalino, hay una maqueta. Una puerta de vidrio se abre como una pluma, y él dice que, en Tucumán, las decisiones sobre estrategias inmobiliarias son improvisadas, porque no se efectúan estudios de mercado. “Las tendencias se basan en sensaciones. Entonces, cuando aparece un proyecto exitoso, el resto de la oferta hace, más o menos, lo mismo”, declara.
- ¿Hay una tendencia a vivir en entornos naturales?
- Sí. Se trata de una tendencia en el mundo, no sólo en Tucumán. La modernidad nos vende el concepto de vida al aire libre. Ante eso, Yerba Buena genera tracción, porque es una ciudad jardín. Hoy, por ejemplo, los valores de venta del metro cuadrado construido en suelo yerbabuenense superan a los de barrio Norte, en San Miguel de Tucumán.
- ¿Considera que estas zonas agrestes están preparadas para ser habitadas?
- Creo que, a veces, las ilusiones de quienes se mudan chocan con la falta de infraestructura. Hay escasez de agua. El gas no tiene presión. El tendido cloacal no llega. Al norte de la avenida Perón, por ejemplo, cada emprendimiento inmobiliario tiene que instalar sus propias subestaciones transformadoras de energía. Es decir que, para garantizar las condiciones mínimas de habitabilidad, los desarrollistas tienen que solucionar esas fallas.
- Enfóquese en la Perón. ¿Cómo visualiza esa avenida dentro de una década?
- Pese a que los distintos gobiernos municipales se empeñan en ahogarse en lo cotidiano, en vez de dedicarse a lo importante, será un éxito.
- ¿Y qué es lo importante?
- Planificar. Yerba Buena necesita que la planifiquen, que la provean de infraestructura, que mejoren sus accesos y que se priorice al peatón y al ciclista. De lo contrario, seguirá siendo un caos. Se necesita un proyecto de avenida de circunvalación, para garantizar la accesibilidad.
- ¿Por qué cree que se ha llegado a esta situación, de áreas verdes que no están consolidadas?
- Entre otras razones, porque la inversión privada tiene una velocidad que no ha sido acompañada por el Estado. Hoy, la ciudad exhibe un nivel de servicios privados de excelencia, con los mejores colegios, clubes y centros comerciales.
- Con todo eso, ¿cuál cree que es el desafío?
- Evitar que esto se desmadre. Los ciudadanos, los emprendedores y el Estado debemos preocuparnos para que siga siendo una ciudad jardín. Pero la tarea más importante le atañe a los gobernantes, que todavía no han fijado reglas de juego claras.