CARACAS.- La falta de alimentos y medicinas en Venezuela, provocada por la mala gestión del Gobierno chavista y agravada por la negación que de la crisis humanitaria hace el presidente, Nicolás Maduro, ha puesto especial presión sobre los países vecinos, que se ven desbordados por la llegada de refugiados. Así, la región fronteriza de Brasil ha visto colapsados algunos de sus servicios, como el hospitalario o el de petición de asilo, según informa la organización internacional Human Rights Watch (HRW).

Más de 12.000 venezolanos han buscado refugio en Brasil desde las masivas protestas callejeras que hubo en 2014 y que evidenciaron el rápido hundimiento de las condiciones de vida en Venezuela.

A esas cifras hay que añadir los cientos de personas que pasan la frontera únicamente para recibir asistencia médica o lograr medicamentos, tal como describe el informe de HRW, que cita fuentes del Gobierno de Brasilia y de las autoridades del estado brasileño de Roraima, limítrofe con Venezuela.

A lo largo de 2016, más de 7.600 venezolanos fueron atendidos en hospitales de Roraima, lo que agravó “la carga sobre un sistema que, al inicio de 2016, ya presentaba en el estado un déficit de 170 camas para atender a la población local”, como afirma el informe de HRW.

No solo llenan las salas de urgencias, sino que además copan tratamientos para enfermedades agudas: a mediados de 2016, el 77% de los tratados por malaria eran venezolanos.

Sin drogas

La Sociedad Venezolana de Anestesiología alertó sobre la crítica situación en la que se encuentran los pabellones quirúrgicos de los hospitales públicos, 50 de los cuales están ubicados en Caracas, por la falta de equipos e infraestructura necesarios para practicar intervenciones de manera segura, conforme a los principios y normas que rigen la especialidad, y exhortó a los organismos estatales del sector que cumplan con la obligación de garantizar la salud de los venezolanos.

En un comunicado suscrito por la directiva, la Sociedad expresa su preocupación por el progresivo deterioro de la salud de la población “ya críticamente enferma” y señala las carencias que reiteradamente ha reclamado. En 85% de todos los hospitales del país hay fallas de material médico-quirúrgico, intermitencia en la dotación de gases anestésicos, inexistencia de drogas vasoactivas, de los derivados de opio como morfina y otros medicamentos para el tratamiento del dolor agudo y crónico, así como de relajantes neuromusculares no despolarizantes. Estos últimos son imprescindibles en los pacientes quirúrgicos debido a que, por ejemplo, permiten relajar la pared abdominal y, así, tener acceso a la cavidad en una operación de esa zona del cuerpo.

Costos quirúrgicos

“¿A dónde va a acudir la población que necesita ser operada en una emergencia? ¿Qué va a hacer si a la mayoría no le alcanzan los salarios y no está asegurada?”, se pregunta la presidente de la Sociedad, María Teresa Prado. “La gente debe enterarse de lo que está pasando. Debe saber que cuando llega al hospital para ser intervenida por una apendicitis o por cualquier emergencia, tiene que comprar la lista de insumos, como sutura, guantes, campos quirúrgicos, que cuestan 500.000 bolívares (U$S 50.000). No hay material médico-quirúrgico”.

Niños desnutridos

Venezuela registró hasta abril pasado un 11,4% de desnutrición infantil, que incluye casos graves de menores que han perdido cerca del 60% de peso, lo que implica una situación de “crisis” según parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), informaron voceros de Caritas.

La nutricionista y experta en seguridad alimentaria de la entidad, Susana Raffalli dijo que Caritas Venezuela realiza estudios sobre desnutrición infantil en 32 parroquias de cuatro estados del país en los que la situación de hambre pega con más fuerza.

“Ya se superó el umbral del 10% y estamos en 11,4%, ya pasamos de la situación de alarma a la de crisis”, dijo Raffalli al referirse al último reporte, con datos hasta abril sobre 1.090 niños, y dijo que esta es una “crisis de desnutrición aguda severa”.

“Hasta el 5% es aceptable, del 5 al 10% es alarma, entre 10 y 15 % es crisis, y ya cuando llegas al 30% es un desastre y en términos alimentarios se llama hambruna”, explicó la experta. Dijo que cuando el índice de desnutrición infantil severa pasa del 11% “es para que el Estado actúe y surta de inmediato a los dispensarios y hospitales pediátricos con fórmulas infantiles terapéuticas” lo que, asegura, no ha ocurrido. (el-nacional.com/diariolasamericas.com/Especial)