ACTÚA HOY

• A las 22 en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479)

“Soy lo que tanto busqué vivir”, canta Lali Espósito en el tema que le da título a la gira nacional que hoy hará escala en el teatro Mercedes Sosa. Allí presentará su nueva producción. “Me representa totalmente. La canción es sobre esa nena que fui que jugaba a cantar y a bailar, que con los años descubre que es su vocación y encuentra su lugar. Pero todo el disco refleja ese título, porque es un trabajo muy profundo en las letras y en el nivel de realización”, le dice a LA GACETA.

- ¿Es un disco conceptual?

- Personal sería la palabra más adecuada. Hay carne viva en mis canciones, me abro a muchos temas y vuelco mis ideas, como en “Tu revolución”, “Reina” o “Boomerang”, donde hablo de cómo vivimos, de qué veo a mi alrededor, de cómo nos acostumbramos a la violencia constante... Son historias que quería cantar.

- ¿Tus viejos nunca te dijeron que te dediques a otra cosa?

- Les tomó de sorpresa mi decisión. Me escapé de casa a los 10 años con mi hermana de 15, que me llevó a hacer un casting para un programa de televisión. Nos bajamos mal del colectivo, vimos una cola larga y nos pusimos ahí, pero era un error y terminé actuando con Cris Morena. No pude tener más suerte. Ahí ellos se dieron cuenta de que era lo que quería y comenzaron a acompañarme desde un lugar muy sano.

- ¿Creés en el destino?

- 100 por ciento. Mi vida es un ejemplo de que todo es creer que hay cosas que tenés marcadas y que son para uno.

- Arrasaste en el Festival de Viña del Mar este año, donde fuiste jurado, y te llevaste las Gaviotas de plata y de oro y el premio a artista más popular. ¿Qué te aportó a tu carrera y a tu persona?

- Es impresionante la repercusión que te da a nivel latinoamericano y te encontrás con que hay un público a la espera de una artista femenina pop. La experiencia fue espectacular, y representar a la Argentina no es un detalle menor ante mucha gente que quizás no me conocía bien. Mi estilo es internacional en su concepto y realización, pero no dejo de ser una artista argentina, lo que me da mucho orgullo y alegría. Me hago cargo de mi identidad, me siento más argentina cuando salgo del país.

- “Soy” está postulado a mejor álbum de artista femenina de pop y a Canción del año en los premios Gardel de este año. ¿Qué se siente?

- Me alegro mucho por el disco, me reconforta que este estilo tenga lugar en los premios nuestros y pueda competir con otros géneros. Me da mucho orgullo. El disco tiene mucho corazón.

- Tuviste una gran exposición con Marcelo Polino a principios de esta semana por tu rechazo al beneficio del 2x1 y tus reclamos por más seguridad.

- ¿Te parece? Yo me sentí igual que siempre. A veces uno tiene que ver de nuevo las declaraciones que hizo para darse cuenta de qué dijo y si metió la pata, porque no cuido las palabras. Yo hablo como hablo, y más tarde a veces me quiero matar. Me preocupa que no tengamos seguridad; que no haya Justicia, que esta sea bizarra y tome decisiones en contra de cualquier situación humana.

- ¿Estás indignada?

- Más que indignada, me siento desencantada a nivel ciudadano, como muchos de mis pares. Veo a mi alrededor esa sensación de que nada se resuelve. Por supuesto que hay cosas que cambiaron y mejoraron de un tiempo a esta parte. Yo no soy partidaria de nadie en particular, sino parte de un país en el que robaron todos los Gobiernos, y no me refiero sólo al último, y está bueno que las cosas salgan a la luz. Somos tan ricos que no nos damos cuenta de cuánto nos chorean.

- Sos una persona con una gran incidencia pública, sobre todo en un sector social trascendente como son los jóvenes. ¿Pensás que tus planteos sirven para que piensen qué está pasando en el fondo?

- No lo hago desde ese lugar. Siempre me alejé de cualquier situación donde se me ponga de ejemplo, aunque entiendo que sucede naturalmente y que hay un público que me sigue y se siente influenciado por mis opiniones. Pero son mis posiciones personales, no tienen que ver con mi trabajo.

- Tu idea no es adoctrinar...

- Me mato antes, para nada. No me siento capacitada y tampoco me gusta que me adoctrinen. Valoro que cada uno piense lo que quiera. No digo las cosas para que nadie me siga, porque me parece muy importante la diversidad de pensamiento, según las experiencias de vida de cada uno. Se ganó espacio en respetar al otro desde la época de mi abuela; ahora los jóvenes nos podemos expresar y patalear, somos irreverentes y tenemos libertad. Poder salir a la calle para quejarse es algo lindo. Mis viejos vivieron otra cosa.