La iniciativa del Gobierno nacional, de convertir los planes sociales en subsidios al empleo formal, representa una oportunidad para que los beneficiarios de programas asistenciales se incorporen al mercado de trabajo. Sin embargo, el éxito del “Plan Empalme” dependerá, fundamentalmente, de generar demanda para que las empresas contraten trabajadores de baja calificación. Según un estudio del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), las Pequeñas y Medianas Empresas (PyME) generan, en la Argentina, cuatro de cada cinco empleos no calificados.

El programa oficial, para promover el empleo registrado, establece que las empresas pueden participar de la iniciativa mediante la contratación de beneficiarios de planes asistenciales. De este modo, podrán computar, como parte de la remuneración, el monto de la prestación laboral, ya que el Estado nacional seguirá pagando el aporte durante un período de dos años.

No obstante, el informe de Idesa, que dirige el economista Jorge Colina, señala que la nuevas contrataciones sólo serán posibles si el Gobierno simplifica las regulaciones laborales para las empresas de pequeñas y de baja escala. “Desde el punto de vista individual y familiar existe una diferencia abismal entre ser artífice del propio progreso, en base al trabajo, que subsistir gracias al asistencialismo. Pero hay que tener en cuenta que los receptores de planes sociales tienen bajos niveles de educación y escasa experiencia laboral formal”, advierte el estudio.

En esta dirección, Idesa recalca que en la Argentina cuatro de cada cinco empleos de baja calificación se generan en empresas pequeñas y, mayormente, en condiciones de informalidad. “En sentido contrario, el acceso de las personas con bajos niveles de calificación a empresas medianas o grandes es muy limitado. Este dato no debería ser pasado por alto al evaluar la viabilidad de que los planes sociales puedan transformarse en subsidios al empleo formal”, advierte el reporte.

Resulta seductora la idea de promover que las empresas grandes, con muchos empleados, contraten más personal de baja calificación. Pero, según Idesa, difícilmente esto ocurra con la masividad que se necesita para todas las personas que reciben planes asistenciales. “Las empresas de mayor porte tienden a ser cada vez menos demandantes de mano de obra no calificada. Por un lado, porque son las más expuestas a la litigiosidad laboral y, por otro, porque sus procesos productivos son más complejos y enfrentan mayores exigencias de tecnología”, observa el análisis.

Obstáculos regulatorios

Este escenario alimenta la necesidad de derribar las barreras que desalientan la generación de empleos formales en las PyMEs. “Si bien son mucho los factores que afectan a este segmento productivo, su potencialidad para generar empleos formales está condicionada por la elevada presión tributaria y por leyes laborales cargadas de burocracia”, cuestiona Idesa.

Finalmente, el informe recomienda que, para que el “Plan Empalme” tenga éxito, es necesario que el Estado nacional, y las provincias, impulsen la sanción de un Estatuto Laboral y Tributario para las PyMEs. “No alcanza con dos años de subsidios al empleo. Se requiere una transformación integral de las instituciones laborales y tributarias, que activen las potencialidades de las pequeñas empresas que son las que generarán los empleos accesibles para las personas con bajos niveles de educación y con escasa experiencia laboral”, concluye Idesa.