“Buscá un snack. Ponete cómodo. Estoy a punto de contarte la historia de mi vida. Más específicamente, por qué mi vida terminó”
Con toda la crudeza que se pueda esperar para una serie -en principio- adolescente, “Por 13 razones” (“13 Reasons Why” en inglés) arranca con la certeza de que Hannah Baker se ha suicidado. De ahí en más, a lo largo de los 13 capítulos que componen la primera y única temporada, habrá que desentrañar los porqués.
Esas 13 razones tienen nombres y apellidos: son compañeros y compañeras de la secundaria que, por acción u omisión, se han encargado de hacerle la vida imposible. Hannah ha elegido una peculiar forma de contar su historia y de señalar a los culpables de su muerte: lo hace registrando su voz en casetes. Cada lado de las cintas es un episodio de la serie y tiene un destinatario puntual, aunque todos los que reciben las grabaciones escuchan la historia completa.
Basada en la novela escrita por Jay Asher, un éxito de ventas, Netflix ha llevado la historia a la pantalla y está causando furor entre los adolescentes. Y, por supuesto, no está exenta de las críticas. Porque si bien la serie habla de problemáticas tan actuales y severas como el bullying, el acoso, el hostigamiento y la violencia hacia las mujeres, también muestra en detalle cómo Hannah (la actriz Katherine Langford) ha planificado su suicidio, convertido en una suerte de venganza póstuma contra sus agresores. El dilema que se plantea, entonces, es el siguiente: ¿es esta serie una apología al suicidio o es una poderosa arma de concientización sobre los alcances del bullying?
Conexión con “La ballena azul”
La serie “Por 13 razones” está disponible desde hace un mes en Netflix, pero en los últimos días su nombre se ha potenciado. Es que ha coincidido con la viralización del peligroso juego “La ballena azul”, que incita a los chicos a superar sucesivas pruebas que indica un “curador” hasta llegar a la última, que es el suicidio del jugador. En Argentina ya se habría registrado la primera víctima de este siniestro juego (ver aparte), mientras crece el temor de que sean muchos más los que estén participando.
Ante este contexto, se han encendido dos alertas paralelas pero que se encuentran en un punto en común, que es el suicidio de adolescentes. Por eso, los expertos están insistiendo en que padres y docentes vean la serie y la trabajen en las aulas, además de que estén atentos a este juego que podría masificarse en cualquier momento. La velocidad con las que se dispersan estas modas a través de las redes exigen una máxima alerta por parte de los padres y las autoridades.
> RECOMENDACIONES
¿Qué pueden hacer los familiares respecto del juego “La ballena azul”?
- Sugerir a los hijos que no acepten amistades desconocidas en las redes sociales.
- Si sospecha, retirar al menor el acceso a la red social, pero conservar información (no eliminar las pruebas).
- Denunciar ante la Policía
- Enseñarles a no aceptar retos que les provoquen daños.
- Estar atentos a señales como marcas en el cuerpo.
- Si tienen miedo, animarlos a que les cuenten lo que les pasa.
- Evitar juzgarlos.
> Ante un intento de suicidio, qué hacer
- Tratar de entender a la persona. Son pacientes con rasgos depresivos que no encuentran salida a sus problemas.
- Actuar desde el respeto, no retarlo ni intervenir desde la sanción moral.
- Tomar en serio las ideaciones suicidas y amenazas.
- Preguntar directamente sobre los pensamientos suicidas.
- Estar atento a las señales de alarma.
> Factores protectores:
- Poner foco en la esperanza de futuro.
- Buscar nuevas formas de enfrentar los problemas de la vida.
- Incentivar la autoestima y confianza en sí mismo.
- Buscar apoyo social y actividades programadas.
> LUGARES DÓNDE ACUDIR
. Hospital Padilla
. Hospital de Niños
. Centro de Salud
. Hospital Avellaneda
. Htal. Regional de Concepción
. Policlínica de Tafí Viejo
. Hospital del Carmen
. Hospital Obarrio
. Hospital regional de Monteros
. Hospital del Este
. 147 CAPS con atención psicológica y 15 con atención psiquiátrica.
> Advertencias
Ante la polémica en todo el mundo, Netflix pondrá advertencias al comienzo del primer episodio. Nueva Zelanda la clasificó apta para mayores de 18 años, mientras que la Asociación de Colegios de Psicología de EE.UU. recomendó que no sea vista por jóvenes vulnerables, “especialmente aquellos que tienen tendencia suicida”.