La Hermandad de los Barrios, un colectivo de siete villas que lucha contra el narcotráfico, y Madres del Pañuelo Negro, reclamaron en la plaza Independencia por una política de Estado en adicciones y pidieron terminar un centro de recuperación de adictos en La Costanera. Marcharon con ladrillos en sus manos: los colocaron sobre el ingreso principal de la Casa de Gobierno. “El pueblo pone los ladrillos, que el Gobierno ponga la decisión política”, fue la consigna de la mayoría de los carteles.
“Basta de mentiras, queremos que nos dejen de tomar el pelo y digan qué harán con la obra”, bramó Ángel Villagrán, referente de La Costanera. El Centro Preventivo Local de Adicciones (Cepla), comenzó a construirse en junio de 2015. La obra quedó paralizada en diciembre de ese año. Durante el final del kirchnerismo el Gobierno nacional no abonó los certificados de obra a la firma Bocanegra y Mirkin SRL, a cargo del proyecto. El Cepla de Costanera es uno de los 210 centros anunciados en 2014 por la ex presidenta Cristina Fernández bajo el programa Recuperar Inclusión. Se proyectaron 91 centros y se inauguraron 11. LA GACETA intenta contactarse con el titular de Sedronar, Roberto Moro, desde hace un mes, pero desde la oficina de prensa del despacho informaron que “no hay novedades”. En su última visita, Moro había anunciado que el Cepla sería inaugurado en febrero.
“Me da bronca y mucha tristeza. La muerte de mi hermano y la de muchos chicos no ha servido para nada. Debería provocar escarmiento a los gobernantes, porque su inacción es la que provoca esta muerte. La miseria no crece porque sí, la pobreza no existió siempre. Nosotros no pusimos la droga en los barrios”, clamó Cristian Correa, de barrio Antena. Su hermano, Diego, falleció hace ocho meses luego de una sobredosis.
“Nuestros hijos están perdidos. Enterré a mi hijo Cristian (32 años) en 2010. Ahora mi otro hijo Francisco (23) esta muy mal. Mi nieto, hijo de Cristian, también cayó en el consumo y necesito ayuda. El Estado nos trata como ratas, nos ignoran y nos humillan. No quiero chapas, ladrillos ni colchones, quiero que recuperen a mis hijos y nos den trabajo”, bramó Dora Ibáñez, una de las Madres del Pañuelo Negro.