No tiene pelos en la lengua para despotricar contra aquello que considera que no se encuadra dentro de lo legal. Tampoco para incomodar, con sus palabras, a un auditorio colmado de empresarios al pedirles que levanten la mano aquellos que han escuchado acerca de casos de corrupción durante los últimos años. Guillermo Dietrich, el ministro de Transporte de la Nación, parece tener claro que los filtros no deben anteponerse cuando alguna persona quiere cambiar la manera de hacer política y de gestionar en la Argentina. Y hasta desliza una probabilidad sobre el futuro del presidente Mauricio Macri: que continúe gobernando el país hasta 2023, con reelección. Todo esto le dijo a LA GACETA durante una entrevista concedida ayer, luego de presentar, en la Federación Económica (FET), los avances de las obras viales y de infraestructura ferroviaria y aeroportuaria que se hacen y se harán en Tucumán con una inversión de más de $ 10.000 millones hasta 2019.
-¿Por qué cree que les costó a algunos empresarios levantar la mano cuando les preguntó si es que conocieron hechos de corrupción en el pasado reciente?
-Es raro, ¿verdad? Son muchos años. No sé. Me gustaría que fuese distinto y creo que está cambiando. Hay muchos sectores que creo que empiezan a sentir que hay que hacerse responsables de los actos. Y que si queremos una Argentina con todos los valores, no depende sólo de lo que haga el Gobierno. Y pensar que si el Gobierno se porta bien, yo me porto bien; y si se porta mal, yo me porto mal. Creo que tantas décadas de corrupción en la Argentina, que no sólo es con lo público, sino también en el mundo privado, claramente si un presidente o un gobierno nacional tiene una imagen fuerte y transmite valores, el respeto a las instituciones, si no miente, si actúa con integridad, marca o transmite esos valores a la sociedad. De lo contrario, si alguien ve la pileta calefaccionada de Lázaro Báez en el sur, un taxista que labura 12 horas arriba del auto puede llegar a preguntarse cómo es el sistema de premios y castigos en nuestro país. Lo bueno es que, más allá de lo que pasó, la sociedad, la gente común y corriente, no los grupos corporativos, dicen que quieren vivir con instituciones, donde no haya corrupción ni se robe. Las marchas dicen eso. Esos son los argentinos que quieren el cambio, un país con esos valores.
-¿Cuánto perdió el país con estos hechos de corrupción que denuncia? 0, en todo caso, ¿dónde debería estar la Argentina si esas obras se hubieran concretado?
-Veamos lo que pasó Australia, Nueva Zelanda o Canadá. La Argentina era un país mucho más rico que esos países a principios del siglo pasado y hasta las primeras décadas de ese siglo. El transporte de carga en los trenes es un ejemplo. En 1936 estábamos mejor que hoy. Pasaron 80 años y todo lo que hicimos es empeorar, cuando el mundo ha mejorado en todos estos años. Muchos países han desarrollado infraestructura, con trenes bala y un Estado que contribuyó con mejoras continuas para sus habitantes. En la Argentina esto no ha pasado. ¿Las causas? El populismo, la corrupción, la mala priorización de los proyectos y de la plata. Para que los planes de obras públicas sean creíbles, es necesario que el Gobierno no trabaje para las elecciones, sino para resolver las necesidades de la población.
-Generalmente, los gobernadores suelen quejarse del reparto de las obras y la distribución de fondos. ¿Hay diferencias en ese reparto?
-En mi exposición he demostrado la visión federal de esta gestión. Hoy Santa Fe tiene más inversión que Tucumán, no porque el gobierno de Santa Fe sea amigo o no, sino porque las inversiones tienen sentido federal. Los productos que van por allí son de todas las provincias de esta parte. El beneficio es general, para el conjunto. Porque las rutas que hacemos en Jujuy son importantes también para Tucumán y viceversa. Vos ves que hacemos prioridades en las obras y nunca lo vimos con criterios políticos. El país es de un mismo color. Incluso, la primera obra que arrancamos y terminamos fue en Tucumán, la del aeropuerto para llevar arándanos al mercado internacional.
-En su exposición muestra que es posible hacer ahorros en el sector público. ¿Eso es general en el resto de los ministerios?
-Pasa en todas las áreas. En enero de este año, todos los ministros del Gabinete tuvimos que llevarle al Presidente 10 proyectos para mejorar el funcionamiento del Estado. El objetivo final es reducir costos y esto no implica despedir personal. No hay dudas de que muchas áreas del Estado están sobredimensionadas. Pero el plan de obras públicas del Gobierno no tiene previsto echar empleados, sino encontrar mecanismos de ahorro. El Estado tiene un gran poder de compra, pero siempre pagó todo más caro. Esto está cambiando. Si el Estado cumple con sus compromisos de pago, y se permite la competencia de otros actores privados, no de amigos ni de familiares, se puede ahorrar recursos y ser más eficiente con el gasto público. Se erradicó 100% el concepto de amiguismo.
-¿Si Florencio Randazzo, su antecesor, se subió a un tren para hacer política, usted se subirá a un avión o seguirá yendo a trabajar en bicicleta al ministerio?
-Seguiré andando en bicicleta (risas). Lo que pasó en la Argentina es que otro de los problemas es que muchas veces se gestiona para el próximo paso. Lo único que me interesa en la vida es ser ministro de Transporte. Si puedo serlo durante ocho años, me encantaría, porque el desafío es enorme y es apasionante. Ante todo, soy argentino. Y me metí en la política frustrado de la corrupción, de la mentira, del autoritarismo. Si hoy te tengo que contestar, te diría que en el 2023 me voy a mi casa, feliz con la tarea hecha...
-Su respuesta me da pie a otras preguntas: ¿Observa que Macri irá por la reelección? ¿Seguirá peleando contra los hechos irregulares que detecte?
-Creo que sería muy bueno para la Argentina que Mauricio Macri sea reelecto. Y estoy convencido de eso, de la misma manera que estaba convencido, mucho antes de que en 2015 sea elegido como Presidente, por su capacidad de gestionar una de las ciudades más complejas del país, y mucho más con un gobierno nacional opositor, con un estilo destructivo hacia nosotros. Lo que me une a Macri son los valores y las convicciones sobre todas las cosas. Haciendo las cosas que hay que hacer, como lo estamos haciendo, lo más probable es que al presidente Macri lo reelijan. Lo que transmití a los empresarios (el martes último en AEA) es una forma de hacer política. La personificación con Julio de Vido (lo trató de delincuente) por allí se genera por esa cuestión que transmitió, que siento que no tendrían que seguir hablando después de todo lo que pasó en el país. Y creo que trasciende a De Vido, a (el ex secretario de Obras Públicas, José) López, a Lázaro Báez o a Ricardo Jaime esta forma de hacer política. De gente que llegue al gobierno con una mano adelante y otra atrás y se vayan millonarios. Y esto pasó en la Argentina, y no pasó con uno. Y de cierta forma nos acostumbramos a que esto pase. Y no son uno; son gobiernos nacionales, provinciales, legislaturas, intendencias, donde la gente se hace millonaria en la política. Eso es inaceptable. La contracara son las obras que no están. Y más trágico es ver los muertos que tenemos en esas rutas que no se hacen, en lugares donde debería haber hoy autopistas. Atrás de eso está la corrupción en la Argentina, que la hemos visto, en cierta forma, con displicencia. Lo que les transmití el otro día a los empresarios es que, si en algún lugar le piden cometas, que lo denuncien; que tengan las agallas de hacerlo.
Obras viales y ferroviarias para unir el NOA y los puertos
El programa de obras para Tucumán también incluye mejoras en el sistema vial, con trabajos en la circunvalación a la capital provincial, sobre la ruta 9. Recientemente fue inaugurado un tramo de la ruta 38, que estaba inconcluso desde hace 10 años, y se repavimentan 700 kilómetros de rutas. Además, se transformará el corredor de las rutas 9 y 34, que hará más segura la circulación de vehículos pesados, mediante un corredor productivo que unirá el NOA con el centro del país. En materia ferroviaria, se puso en marcha la renovación de más de 500 kilómetros de vías sobre un total de 1.600 del Belgrano Cargas, la línea ferroviaria de cargas que conecta el NOA con los puertos de Rosario, y que será rehabilitada para triplicar la cantidad de cargas transportadas. Las obras comenzaron en Chaco y en Santiago del Estero, y están previstas para Tucumán en una tercera etapa.