Si se busca una expresión lo más aproximada posible para hacer referencia a lo que representa el trekking o senderismo, hay que ser amplio. En esencia, se trata de un cambio de vida, de perspectiva, de cómo se ven las cosas a partir de una actividad deportiva. Para poder sentir todo eso, hay que experimentarlo. Además, animarse, y tener actitud.

Esta actividad física, en sí misma, contiene al deporte entendido como fortalecedor del cuerpo, como base de la socialización por las relaciones que se establecen, como conocimiento en cuestiones que va desde la geografía a la ecología. En definitiva, se trata de un necesario ejercicio de vida.

“Tenía necesidad de hacer actividad física. Y complementarlo con la naturaleza. Cuando se va a distintos lugares, uno encuentra paz, pero fundamentalmente se encuentra a sí mismo. Además, esta actividad fortalece los lazos sociales.” La definición le pertenece a Carolina Adad, una de las miles de personas que se dedican en Tucumán al trekking. La integrante de la agrupación After Trekk tiene mucho para contar sobre cómo le cambió la vida la actividad.

También tiene mucho para contar Marcos Dahan, que desarrolla su acción en el mismo grupo, pero también con los miembros de la Asociación Argentina de Montaña. “Cuando se llega a un sitio, es como un logro personal. Y a ese esfuerzo uno lo aplica después en el resto de las actividades que efectúa”, asegura.

Entre los dos contaron anécdotas, aprendizajes, historias de superación, tips de la actividad, que permiten acercarse a un mundo atractivo.

“La montaña ayuda a superar miedos. Y también a detectar aquellos que uno tiene ocultos, y superarlos. Cambié mucho desde que hago trekking. Logré más paz. Me olvidé de la rutina, de vivir a mil” asegura Carolina, que además contó que empezó en el grupo en compañía de Alejandra Brizuela. Las dos comenzaron a recorrer sitios básicos, como por ejemplo el trayecto por Puerta del Cielo, desde Horco Molle hasta el cerro San Javier. “Entrenábamos allí, a veces solas; otras con amigos.”

Su historia es una buena forma de saber cómo comenzar. “Por internet nos contactamos con un grupo y, al poco tiempo, nos invitaron a hacer El Pabellón en Tafí del Valle (donde está el Cristo). Se trata de uno los cerros más difíciles y duros, porque es todo en subida. Allí descubrí que tenía vértigo a las alturas. Sentí pánico por eso. Igual llegué a lo más alto, pero no quería bajarme. Me ayudaron, hasta un tramo en que pedí que me dejen sola. ‘Vayan adelante de mí, yo les voy a ver los pies’, les dije. Y así bajé, llorando, pero estimulándome a hacerlo. Luego de eso me dije que iba a seguir, porque tenía que superar ese límite. Pasado el tiempo volví a El Pabellón. Cuando subía me preguntaba: ‘¿a esto le tenía miedo?’”, describe.

¿Qué precauciones tomar para hacer trekking? Siempre ir en grupo, por prevención y por la inseguridad. Por zonas que no se conocen, hay que ir con alguien que sepa de las sendas, o bien con un celular con tracks bajados de senderos.

Para quienes hacen trekking, la montaña es una razón de vida. Y una búsqueda interior. En determinados sitios, hay quienes meditan. En este tipo de geografía, es donde aflora lo bueno y lo malo de uno mismo, y se conocen más las personas. Y se despierta la solidaridad. La montaña también es un lugar para sacarse la mala onda, la energía negativa que se absorbe en el día a día. Es un salvoconducto cuando la ciudad satura. Al volver, uno se siente nuevo.

Datos para tener en cuenta

Practicar trekking no es algo que sólo necesite de tomar la decisión de hacerlo. También hay que tomar en cuenta algunas cuestiones prácticas si lo que se quiere es pasarlo bien.

1) Qué poner en la mochila antes de salir a los senderos, depende de la travesía. Es básico pensar en llevar agua, botiquín, la comida de marcha (lo que se necesita para subir, como turrones, maníes, sandwiches, gaseosa, caramelos); un termo y mate. Hay quienes pueden llegar a contar con un camelback (recipiente de plástico con una manguera para tomar líquido de manera práctica). Pero están los que también utilizan botellas comunes.

2) Con respecto a otros elementos, las zapatillas de trekking son básicas: tienen una planta con hendiduras y protuberancias; también la ropa cómoda (remera, pantalones cortos, calza larga o corta).

3) Siempre es bueno tener la “primera y segunda piel”. Es decir: rompevientos impermeable (por si sorprende la lluvia); un buzo abrigado, preferentemente de microfibra; remera mangas cortas; una campera de plumas para zonas de mucha altura para aplacar el frío; un bastón de trekking, que permite ahorrar la energía. Esto último ayuda en las subidas, y también en las bajadas.

4) Una buena forma para empezar con esta actividad es que hay que invertir, sí o sí, en unas buenas zapatillas, cuyo costo puede estar alrededor de los $2.000. El par de bastones es opcional para el comienzo y está en unos $500. El camelback, las calzas, los buzos, las camperas, los rompevientos varían mucho de precio. Si no se puede comprar todos estos últimos elementos, es bueno saber que se pueden usar prendas que uno ya tiene en casa. Incluso se puede usar una mochila común para cargar todo. No hace falta hacer un gasto de una sola vez.

5) Un detalle final: celular (para sacar fotos) o cámara.

No hay una edad precisa para practicar trekking. Carolina Adad, por ejemplo, empezó hace tres años. “Antes competía en baile, en Sudamericanos, nacionales. Por una enfermedad, no pude hacer deportes siendo adolescente. Ya de grande fui de a poco.”

Marcos Dahan también empezó de grande con la disciplina. En su caso, suma al paint ball entre sus actividades de aire libre. “Es importante hacer complemento físico semanal para hacer trekking. Igual, todo depende de lo que se quiera hacer”, asegura.

Adad vivió muchas historias. Recuerda una en Cabra Horco, en 2016. “Nos tocó nieve y un frío intensísimo camino a La Lagunita. Cuando estábamos llegando con el grupo nos recibió una tormenta de nieve y viento. Nunca habían vivido algo así. Un morador del lugar, Rosendo, nos ofreció un galpón para hacer noche. Armamos las carpas, temblábamos, nos dolía el cuerpo. Usamos su cocina; hicimos un asado. Salió una velada increíble.”

¿Cuántos senderistas hay?

La cantidad de practicantes de trekking en Tucumán es indeterminada. En el grupo After Trekk (se puede hacer contacto por la cuenta de Facebook) son entre 30 y 40 los que habitualmente salen, pero no todos al mismo tiempo. En Tucumán Trekking, otra agrupación, hay otros tantos. También en Las Catalanas (todas sus integrantes son mujeres). Y hay muchísima gente que lo hace de manera informal o sin participar de una agrupación. Además se puede incluir a los aproximadamente 90 miembros de la Asociación Argentina de Montaña, que son quienes transitan más por la media-alta montaña. Esta última entidad tiene sede en la calle Heller, de Yerba Buena; mantiene sus reuniones los jueves. Allí se dan charlas, consejos. Después hay muchos otros más chicos, o viene gente de otras provincias. Se conocen todos entre sí, comparten momentos. Hay invitaciones entre sí cada fin de semana.

¿Hay complejidades de práctica?

Sí, hay zonas de media/alta complejidad. Se puede citar a Cabra Horco, Las Arquitas, El Pesebre y Cruz de Yampa (Raco); El Pabellón, El Negrito, El Matadero, El Pelado (Tafí del Valle); el Ñuñorco (El Mollar); Las Azucenas, la Quebrada del Portugués (Monteros); Escaba (Alberdi); Cochuna, La Cueva de los Uturunco, Alpachiri (Concepción); Laguna Escondida o algunas zonas de San Pedro de Colalao. En cuanto a sitios de baja complejidad, se destacan Cuesta Vieja, Horco Molle, Aguas Chiquitas (El Cadillal), la Laguna del Tesoro y la Cascada de la Corzuela. Pero también los hay de media complejidad, como La Quebrada (en Lules). Esta última zona es la de la ex hidroeléctrica. Hay oscuridad total, un camino lodoso y un túnel de 3.700 metros. Se llega a un dique en desuso, luego de muchas subidas y bajadas. Hay que tomar en cuenta que allí, al igual que en El Negrito y la Laguna del Tesoro, pueden darse situaciones de inseguridad.