Enviado especial de LG Deportiva
El plan era claro pero no salió. Atlético mostró su mejor repertorio para el complemento, pero no alcanzó y perdió en Cochabamba 2-1. El “Decano” evitó gastar energías al vicio durante el primer tiempo contra Jorge Wilstermann. Fue incluso como si Pablo Lavallén hubiera agregado un décimo primer mandamiento en su Biblia personal: “no te esforzarás si no vale la pena”.
Por la ubicación del estadio “Félix Capriles”, anclado a más de 2500 metros sobre el nivel del mar, nadie podía correr más de lo que la situación ameritaba. Con cinco hombres en el fondo, Atlético optó por esperar y salir de contra. Esa postura expectante dejó en los pies del local toda la iniciativa del partido. Wilstermann asumió rápido su posición, pero su problema fue que no supo ejecutar su condición de dominador: al llegar al área defendida por Cristian Lucchetti, el “Aviador” perdía el control de la nave.
Del otro lado, aún con esa postura, el “Decano” se las ingenió para complicar. No fueron una ni dos, sino tres las veces que el susto se apoderó de las rojas tribunas.
Primero fue David Barbona con un tiro libre (generado por Fernando Zampedri) que salió pegado al palo. Luego, el propio goleador de Atlético en la Copa Libertadores fue el que paralizó los corazones de los bolivianos con un cabezazo al primer palo. Y por último, en ese primer tiempo, Nery Leyes aprovechó un rebote y desde la medialuna liberó la pelota a un vuelo que terminó, por poco, arriba del travesaño.
Ese era Atlético. Un equipo parado en bloque y seguro de sí mismo, pese a no tener la pelota.
El desconcierto
Al segundo tiempo, Atlético salió con un poco más de ímpetu, al punto de seguir generando ocasiones, sobre todo por derecha.
Así llegó el primer gol del partido: un centro de Barbona y un cabezazo imposible de atajar de Jairo Palomino, que en su festejo se arrodilló y levantó las manos al cielo. Como pidiéndole a Dios que el resultado se mantenga. De poco sirvió la plegaria. También por vía aérea, el recurso que terminaría dominando el partido, llegaría la debacle para el visitante. Dos veces le llegaron bien, dos veces pasó por caja Wilstermann. De la derecha, llegó el centro para que empate Gilbert Álvarez, y desde la izquierda, para que desnivele Juan Cabezas. Así de sencillo fue para “Wilster” dar vuelta un partido que parecía perdido.
Atlético siguió buscando. Esta vez sin guardarse nada: tenía las reservas del primer tiempo. La altura ya no pareció un problema en esos últimos minutos, pero si lo fueron esos dos goles y la fragilidad aérea.
Las estadísticas de Atlético en la Copa son fulminantes: Salvo contra Junior de Barranquilla, el “Decano” empezó ganando todos los partidos que jugó. Claro está, no pudo sostener el resultado, salvo en la fase preliminar, en la 2 contra El Nacional (1-0 en Quito), y en la 3 con Junior, en el Monumental (3-1).
El tirón de orejas viene ya para la fase de grupos. Con Palmeiras no pudo sostener dos veces la ventaja aún estando con un hombre de más. Contra Peñarol, en cambio, sucedió lo mismo que ayer: Atlético se encuentra con la victoria parcial, pero pierde un segundo la concentración y se inmola. Porque si nunca hubiera dormido una siesta, hoy Atlético tendría nueve puntos y sería líder. No como ahora que está último, con un punto y suspirando.
Lo hecho en el primer tiempo, el manto de fe
Está demostrado que si Atlético puede mantener una concentración pareja, los resultados hoy serían otros. Ayer hizo un buen primer tiempo y hasta pudo haberse ido al descanso siendo ganador, quizás por dos goles: un tiro libre de Barbona y un cabezazo de Zampedri.
Todo puede cambiar, de cara al futuro
La actualidad remarca las flaquezas de un equipo que supo sobreponerse a todas las adversidades posibles. Parece lejana la hazaña en Quito, ante El Nacional. Por lo pronto, el presidente aseguró que nadie corre peligro. De hecho, es un voto de confianza para el DT.
La sequía que incomoda
Lo preocupante de este equipo es que no sabe cuidar lo que cosecha. Lleva seis partidos sin conocer la victoria, contando el torneo local. Y tanto jugadores como cuerpo técnico necesitan encontrar una solución a una sangría de puntos que, por caso, casi lo dejan fuera de la Copa.