Tomás Cuello fue la sorpresa en la lista de futbolistas que viajaron a Cochabamba para el partido de ayer contra Jorge Wilstermann. La brecha que existe entre el joven de apenas 17 años (recién cumplidos) y otros de los jugadores de Atlético, e incluso de algunos rivales, es enorme.
Por si no se entendió bien, aquí va un ejemplo: entre la promesa de inferiores de Atlético y Cristian Lucchetti hay 22 años de distancia, la edad que tienen hoy David Barbona y Leonel Di Plácido. Si lo comparamos con Zé Roberto, el lateral de Palmeiras que ya se enfrentó al “Decano” y que juega la Libertadores como Cuello, hay todavía más diferencia: 25 años. La edad de Rodrigo Aliendro, José Méndez y Mauricio Rosales.
En el vuelo chárter que vuela de Tucumán a Cochabamba Cuello se siente uno más del grupo. Sentado a la par de los que fueron sus ídolos hasta hace poco tiempo, y mirando por la ventanilla como cualquier otro niño que acaba de conocer Disneylandia, nadie se da cuenta lo que está viviendo este chico.
Eso sí, si nos acercamos comienzan a notarse algunas diferencias con el resto de sus compañeros de grupo. La primera, y más importante, es la carpeta blanca que lleva en la mano derecha. Se trata del permiso de sus padres para salir al exterior, consentido a través de un escribano público. Claro, se trata de un menor de edad, aunque haya sido parte de un partido de adultos. “Esto es lo que soñé de chiquito. Poder jugar una Copa internacional con el club que amo es algo hermoso”, confiesa Tomás.
Jorge Artero, actualmente director técnico de la Octava en Atlético lo tuvo en la Novena hace más de dos años y ya lo había catalogado como una de las joyas del club.
El año pasado, la citación a la Selección Sub 20 le dio la razón al entrenador tucumano de que Cuello era un diamante a pulir. Fue convocado para una preselección de jugadores que viajarían al Campeonato Sudamericano de Chile, de febrero pasado. Allí es, en realidad, cuando comienza la historia del permiso para viajar al exterior.
“Me dijeron que iba a viajar y al final no fui”, cuenta Cuello. En aquella oportunidad, con toda la ilusión del mundo gestionó el permiso para salir del país, pero no tuvo suerte, hasta el último domingo, día en que se enteró de que iba a viajar a Bolivia.
“No me lo esperaba, fue una felicidad inmensa cuando vi mi nombre en la planilla (de citados por Pablo Lavallén)”, dice el chico nacido en Villa Carmela, que anoche integró el banco de suplentes pero finalmente no ingresó.
No es raro que después de lo sucedido ponga esta experiencia en el pedestal de sus recuerdos deportivos. “¿Con qué te quedás? ¿Con los entrenamientos con la Selección en Ezeiza o con este viaje de Atlético?”, le pregunta LG Deportiva. “Con el viaje”, responde sin necesidad de que ningún mayor le dé permiso para hacerlo.