Balance de marzo: 10 días de paro docente, varios plenarios gremiales, cuatro reuniones de la mesa de negociación nacional y cero acuerdo salarial. Ayer concluyeron las 72 horas del cuarto paro al que los docentes universitarios se adhirieron. Primero con jornadas de 48 horas y ahora ya están evaluando llegar a las 96, o sea, cuatro días seguidos. El ofrecimiento del Gobierno nacional del 18% dividido en cuatro cuotas de 4,5% de abril a enero de 2018 está lejos de conformarlos. Ellos piden el 35%.

Como cierre, ayer por la mañana algunos docentes del gremio Adiunt se reunieron en la entrada del Rectorado de la UNT.

No eran muchos, lo que fue motivo de reproche en las alocuciones de los participantes. Hay facultades en las que la adhesión llegó a casi el 90%, pero al momento de la protesta activa solo sumaron un puñado.

Durante la concentración, algunos profesores explicaron su realidad. Es el caso de Nadia Plaza, docente de Matemáticas en el ciclo introductorio de Ciencias Exactas. “Tenemos 1.100 alumnos en nuestra materia y somos tan pocas que tenemos que repetir la clase cuatro veces para no hacer comisiones tan numerosas, porque queremos que los chicos avancen y se reciban”, mencionó. La docente dijo que la deserción estudiantil no depende de los docentes, sino de otras cuestiones en las que la falta de infraestructura y los pocos profesores no son suficientes para cubrir las necesidades.

En la protesta no pasó por alto la carta abierta que publicaron desde la Federación Universitaria Tucumán (FUT), entidad que nuclea a los estudiantes de todas las agrupaciones políticas de la UNT. Allí, entre otras cosas, mencionaban que el paro podía causar la deserción y cuestionaban la efectividad de la medida de fuerza.

“En mi opinión la lucha es lo único posible para ganar algo. No conozco otra medida de fuerza que logre esto. El estudiante tiene que entender que no es en contra de ellos. Muchos de esos estudiantes serán docentes y algún día tendrán hijos en la universidad”, reflexionó Rosa María Serrisuela, docente de la cátedra Orientación Vocacional de la facultad de Psicología, desde el año ‘78.

La profesora mencionó que en la lucha se ponen en juego otras cuestiones. También habló de los colegas que no asisten a las marchas o no participan activamente. “El docente universitario no se piensa un trabajador, cree que es una elite. Hay facultades en las que no se vive de la docencia como Medicina, Odontología o Abogacía. Ellos piensan que no son trabajadores, entonces, por qué van a andar en un paro como lo hace un camionero o un empleado público. Pero sí creen que lo tiene que hacer su delegado. No quiero decir que todos piensen así”, opinó.

Intercambio

Desde Adiunt respondieron a la carta publicada por la FUT en su página web. “Los estudiantes son nuestros aliados naturales en las luchas y siempre nos apoyaron. No es nuestra intención perjudicarlos”, dijo el dirigente Diego Toscano.

Reafirmó la eficacia de los paros: “así obtuvimos la jubilación del 82% móvil y el blanqueo salarial; hemos obtenido aumentos salariales y el Convenio Colectivo de Trabajo (CCT). Ninguna de estas cosas han sido dádivas de los gobiernos”.

Además, en la asamblea de docentes que se realizó el miércoles se decidió solicitar a los consejos directivos de las facultades que conviertan las mesas especiales de abril en ordinarias para que los alumnos que quieran puedan rendir. También se resolvió proponer en el plenario de Conadu Histórica que, cualquiera sea la fecha en la que caigan los próximos paros, si hay exámenes se tome esa mesa, para permitir el cierre del ciclo lectivo 2016. Hoy Conadu deberá resolver si el próximo paro será de cuatro días.

Clases públicas

Un docente de ingeniería protestó dando su clase en medio de la Quinta Agronómica Quería hacer visible su reclamo. Fernando Nuño sacó la pizarra y la apoyó contra el mástil de la calle central de la Quinta Agronómica, justo donde se bifurca. De 8 a 10, con un micrófono y un remarcador, el profesor aprovechó su hora de Física para darles a los alumnos de primer año de Ingeniería Industrial un práctico y también para contarles la realidad que están viviendo como docentes.

“Conozco las clases públicas. En los años 70 eran para transmitir ideas y los problemas políticos del momento. En estos tiempos hay que ‘canjear’ algo porque si no, no te escuchan”, reconoce el docente de 56 años.

Al menos la intención de hacerlo visible se logró. La fotografía llegó a la redacción a través de Whatsapp.

Pero Nuño no sólo les explicó el tema del día a sus alumnos, sino que les propuso un ejercicio matemático para demostrarles que, a veces, los números mienten. O si no lo hacen, al menos esconden otra realidad.

“El Gobierno ofrece un 18% de aumento en cuatro cuotas de 4,5%, pero de verdad lo que nos darán es un 9,9%”, dice. El dato descoloca. ¿Cómo puede ser eso?

A continuación, Nuño detalla que la propuesta no es retroactiva y que el aumento que les ofrecen es a partir de abril hasta enero de 2018 (10 meses). “Sobre un sueldo de $100 -como ejemplo- hasta enero se cobraría $1.099. Si con esa cifra se saca el porcentaje (1.099 - 1.000 dividido en 10), el resultado es 9,9%”.

“A esto ellos (por el gobierno nacional) lo saben muy bien, al igual que cuando dicen que la inflación no va a superar el 18% y ya se calcula que va a ser del 23%”, argumenta Nuño.

El docente dice que para ellos es difícil la situación de hacer paros porque también los descoloca en su psicología. “Dejar a los alumnos sin clases no es lindo. Un paro te desequilibra”, reconoce. Por eso, un camino válido es la clase pública. No será lo mismo que estar sentado en un aula o anfiteatro, pero al menos se mantiene el contacto entre docente y alumno. “Quiero hacer que mi reclamo sea visible”, insiste el profesor.