Desde las 9 de ayer hasta las 3.30 de hoy el maestro jardinero Sergio Martínez estuvo trabajando para desenterrar su camioneta que quedó sepultada en el barro y la arena tras el temporal. Su papá de 70 años, sus hermanos y otros allegados le dieron una mano ya que, asegura, no contó con la colaboración de los organismos gubernamentales.
"Uno está shockeado y hace cosas por instinto, no porque las pensemos. Ayer, mientras la estaba sacando a la camioneta, me preguntaba por qué, para qué. Yo sé de vehículos, y mucho más del mío. Mi camioneta está destrozada, hecha pedazos. La he sacado por los mismos nervios, por no admitir lo que sucedió", confiesa el maestro jardinero que se convirtió en héroe tras rescatar a las cuatro maestras que lo acompañaban en su camioneta cuando los agarró la crecida en un camino vecinal de La Invernada, departamento La Cocha.
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A las 9 del martes emprendieron la caminata por lo que quedó del camino hasta que llegaron al lugar del terrorífico episodio. La Ford Ranger estaba volteada de lado, completamente cubierta de barro. Mientras el maestro comenzaba a cavar con una pala a su alrededor, su papá y sus hermanos volvieron caminando hasta la ruta y luego viajaron hasta Alberdi a conseguir una retroexcavadora.
La máquina llegó cerca de las 18.30, porque el camino para acceder al lugar está prácticamente borrado y convertido en un lecho de río, con profundos pozos y zanjones. Seguía lloviendo, lo que dificultaba aún más la tarea.
"De tanto arrastrarla con la máquina, se cortó un extremo de la dirección, porque con todo el barro hacía una especie de sopapa imposible de sacar. Cuando logramos desprenderla del lodo se pinchó una rueda de la máquina y ya no pudimos remolcarla más, así que la dejamos en un galpón, como a 300 metros de donde estábamos".
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Martínez no guarda esperanzas de recuperar la camioneta que lo acompaña desde hace seis años. "Ni siquiera se puede abrir el capot de la cantidad de barro y arena. Es una camioneta modelo 2008, tiene common-rail para el combustible (un sistema de inyección electrónica para vehículos diésel). Si fuera una Chevrolet modelo 70 la lavo y sigo andando, pero esto es todo electrónico, no sirve más", lamentó.
En medio de la madrugada, luego de extraer la camioneta, otra vez emprendieron la caminata hasta la ruta 38 para poder volver a Alberdi, donde vive con su mujer y sus dos hijas. "A todo esto a ninguna autoridad se le movió ni un pelo. Nadie. Sabían que estaba en esto, soy conocido porque trabajo hace 10 años en la zona, pero nadie ni tuvo la intención de colaborar", recriminó.