Acostados sobre un charco de sangre y a metros de las herramientas de una tornería en la que quisieron esconderse de la Policía, dos “motochorros” pusieron fin a su fuga y sólo pidieron ver a un médico. Ambos tenían balazos en las piernas, luego de tirotearse con efectivos del Servicio 911 durante cinco cuadras. Fue una dramática escena en la que también recibió un disparo una joven de 22 años, que viajaba en un automóvil con su hermano, y que se encontró de frente con la persecución.
La historia comenzó alrededor de las 17.30 en San Martín y 12 de Octubre, cuando agentes que se movilizaban en un patrullero vieron pasar a dos hombres en una motocicleta a toda velocidad y en contramano. Además, notaron que el que viajaba como acompañante tenía una pistola en una de sus manos. De inmediato los efectivos prendieron la sirena y comenzaron a perseguirlos. La respuesta de los evadidos fue violenta: remontaron el arma y dispararon.
Con los policías a centímetros de la rueda trasera de la Honda Titán, los motociclistas doblaron a la izquierda por San Juan y luego a la derecha hacia Lucas Córdoba. Encerrados, tiraron la moto y saltaron una verja baja que se encuentra en una tornería que está en el frente de una casa. Antes de arrojar las armas que tenían, dispararon sus últimos cartuchos.
“Estaba tomando la merienda con mi mamá cuando entraron los dos delincuentes a los tiros. Por suerte no hirieron a nadie, pero ahora la tengo a mi madre con la presión muy alta”, contó el dueño de la propiedad en la que quisieron esconderse los fugados, que pidió que no se diera a conocer su nombre.
“Estaba por llevar a mi hija a la facultad cuando ella me grita ‘papá, son tiros, subí rápido al auto’. Ahora me pongo a pensar que si no la llevaba ella hubiese estado en la esquina, esperando el colectivo cuando pasaron a los tiros. Esta es una zona muy insegura”, agregó Arturo González, vecino de la cuadra.
Los “motochorros” tienen 27 y 25 años y serían hermanos. El más grande de ellos recibió un disparo en el muslo; y el más chico, en la cadera. Cada uno se marchó en una ambulancia distinta poco después, camino al Centro de Salud. Allí, los médicos diagnosticaron que se encuentran fuera de peligro, pese a que uno de ellos tuvo que ser asistido con una máscara de oxígeno. Los dos quedaron a disposición de la fiscalía de turno, a cargo de Arnoldo Suasnábar. Ambos tendrían antecedentes.
Poco después, se supo que no eran los únicos heridos. A la guardia del hospital Padilla llegó Alicia Chavarría, una joven de 22 años que viajaba en un auto con su hermano cuando se cruzó con la temeraria escena. Según consta en los partes, el que viajaba en la parte trasera de la motocicleta apuntó contra ella y le disparó. El balazo impactó en la parte derecha del tórax de la chica.
Sin embargo, los especialistas pudieron comprobar que la herida, afortunadamente, no era de gravedad. “Está bien, lúcida, fuera de peligro”, informaron a LA GACETA fuentes del hospital.
Las sospechas
En la fuerza estiman que los “motochorros” llevaba un largo rato merodeando por la zona, a la búsqueda de víctimas. De hecho, las cámaras del colegio Tulio Fernández los filmaron poco antes de la persecución. En la imagen congelada se los ve a ambos pasar en la moto, mientras el acompañante (el hermano menor) esgrime el arma sin ningún pudor y a la vista de cualquiera.
En la tornería fue secuestrada la moto y la pistola, una bersa 9 milímetros con la numeración limada, y un revólver. El personal de Criminalística también tomó nota de los balazos que habían impactado en el patrullero. Al menos uno de ellos dio en la puerta del acompañante y otro en el capot, según explicaron fuentes del caso.
De hecho, en los teléfonos de los policías, circuló un audio de uno de los efectivos que participó en la persecución. “Nos llenaron de balas la camioneta. Tiraron a matar. Cuidensé mucho”, se puede oír en la grabación.