Cuando los ciudadanos no encuentran una respuesta rápida de las autoridades, buscan soluciones por otros lados. Así lo hicieron los vecinos de la calle Bulnes al 400 (Villa Luján). Tuvieron que recurrir al ingenio y a la mano propia para rellenar un pozo que está en plena calle, de dos metros de largo, 50 cm de ancho y 40 centímetros de profundidad.
El bache llevaba más de dos meses abierto y se había generado por un arreglo que realizó la Sociedad de Agua del Tucumán (SAT). Como ni la empresa ni el municipio capitalino dio respuesta, los vecinos decidieron rellenar el agujero por sí mismos.
Hace una semana, cuenta Andrés Gerardo Olea -que vive en frente del bache-, un motociclista circulaba con su hija, no divisó el pozo y se accidentó. “Me dio lástima así que aproveché el domingo, compré una bolsa de cemento y con mi papá y otro vecino tapamos el agujero”, dijo. Utilizaron cerca de 40 ladrillos que habían sobrado de una construcción anterior, baldosas rotas y hasta piedras grandes para rellenar el “cráter”.
“Es una solución casera, no sabemos mucho de albañilería. Un vecino nos explicó cómo hacer la mezcla y nada más. Por ahora aguanta bien”, advirtió Gerardo Olea (foto), padre de Andrés.
El gran pozo frente a la casa de los Olea se había generado por una rotura de caños. “Durante dos años tuvimos una cañería rota, perdíamos miles de litros de agua. Al fin vino la SAT, colocaron un medidor y repararon el caño. Nos solucionó el problema del agua pero nos dejó el agujero en la calle”, relató Gerardo.
Sin señalización
Los residentes de la cuadra afirmaron que nunca se colocó una señalización para advertir a los conductores. También se quejaron porque la SAT sólo rellenó el pozo con escombros y tierra. Gerardo dijo que la cuadra suele inundarse con cada lluvia, lo que provocó el desgasta de la tierra e hizo que todos los autos que circulaban por allí se hundieran.
Para los autos el problema se convirtió en una pesadilla, aseguraron los vecinos. Marcos Agüero, que vive junto a los Olea, afirmó que los autos golpeaban el tren delantero: “de noche no se veía nada y se lo llevaban puesto”, graficó. Mariela González, que vive frente al gran pozo, también dijo que había visto autos rotos. “Hace dos semanas un remis pasó fuerte y se rompió todo”, recordó. Valeria Rospide, que paseaba con su madre, comentó: “cada vez que pasa un auto por ahí se lo siente en toda la cuadra porque hace un ruidazo enorme”. La familia Olea explicó que presentaron quejas ante la SAT pero que nunca obtuvieron respuesta al problema. “Mi mamá hizo muchos líos en las oficinas. Ellos decían que eso lo tenía que hacer la Municipalidad. Presenté nota en la Municipalidad pero tampoco les importó”, afirmó Andrés.
LA GACETA intentó comunicarse ayer por vía telefónica con la SAT y con la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad pero no obtuvo respuesta de ninguna de las instituciones.