El robo de motos y los motoarrebatos se han transformado desde hace tiempo en una pesadilla para los vecinos de Concepción y para la Policía, la cual no tiene respiro en la lucha contra estos delitos. Por semana, la comisaría local registra entre cuatro y ocho hechos. Pero la cifra de ataques es superior y no figuran en las estadísticas en razón de que hay víctimas que no denuncian el daño sufrido.
Tanto es el clima de indignación entre los vecinos que ya dudan en intervenir ellos mismos para atrapar a los ladrones, a pesar de los riesgos a los que se exponen. El jueves, transeúntes lograron reducir en pleno centro de la ciudad a dos delincuentes menores de edad que intentaron robarle la motocicleta a un joven que se encontraba junto a su novia en la esquina de San Martín y Avellaneda.
Los osados peatones pusieron en fuga a los ladrones, quienes fueron alcanzados y, luego de ser golpeados, entregados a la Policía. Historias similares se repiten casi todos los días y en todas las ciudades del sur tucumano.
Al mismo tiempo, la población demanda medidas urgentes para frenar este flagelo. Desde los distintos sectores de la sociedad se disparan distintas propuestas. La semana pasada, los hijos menores del médico Fernando Ovejero fueron abordados a mano armada por dos jóvenes que se movilizaban en moto. Estos les arrebataron un celular mientras los chicos jugaban en una plazoleta acompañados por una empleada doméstica. “Aquí ya no se puede vivir por la inseguridad. Es una locura”, reaccionó Ovejero, indignado.
“Aunque estamos acostumbrados a que este tipo de gente entre y salga por la puerta giratoria de la justicia, al menos hay que instrumentar operativos de control de vehículos permanentes para sacar a todos aquellos que circulan fuera de la ley. Se deben secuestrar motos y armas de fuego para luego ser destruidas en acto público”, opinó el profesional.
“Más allá de que luego de ser aprehendidos queden en libertad, alguien debe tomar alguna decisión de fondo porque de lo contrario nos seguirán pisoteando o matando como animales”, agregó Ovejero, con bronca. “Si se los deja sin el vehículo en que se movilizan y con la que amenazan a las víctimas, los delitos se van a reducir”, finalizó.
“Dejame laburar”
“La marginalidad adoptó al motoarrebato como trabajo. Siempre que atrapamos algunos, lo primero que gritan es ‘dejame laburar’”, contó el comisario mayor Héctor Albarracín, segundo jefe de la Regional Sur. En ese sentido, confió que los delitos cometidos por los “motochorros” repuntaron en los últimos tiempos, aunque la intervención por violencia de género sigue siendo superior.
“Este último delito demanda una cantidad importante de efectivos que deben cumplir custodia por disposición judicial. Hubo meses en los que se llegó a disponer de hasta 50 uniformados para esa tarea”, advirtió Albarracín. “El control de tránsito fijo y los patrullajes por los distintos sectores de la ciudad -agregó- son muy positivos y nos permitieron la detención de varios delincuentes y el secuestro de cientos de motos. La cuestión es que cuando recuperan la libertad vuelven a lo mismo porque, insisto, para ellos es su trabajo”. Y sugirió: “este es un tema que debe estar en los debates que se dan a nivel legislativo”.
Más controles
El intendente Roberto Sánchez reconoció que los “motochorros” instalaron en la ciudad un clima de desasosiego entre la población. “Es un problema que hay que resolverlo a través de herramientas legales que deben comenzar por hacer respetar las normas de circulación. Por eso con la Policía instrumentamos controles periódicos de tránsito que hasta ahora obligó al secuestro de cientos de motos, y todas carecían de documentaciones”, comentó.
De esa manera, la Municipalidad se quedó sin espacio para guardar semejante cantidad de rodados, los cuales no fueron recuperados por sus dueños al carecer de papeles. Por eso debieron crear depósitos más amplios.
“No creo que impidiendo que circulen dos personas en una moto o con chalecos, tal como se está proponiendo, se reduzcan los delitos. En cambio, sí va a perjudicar a mucha gente que no está en el robo y que utiliza la moto para ir a trabajar o a estudiar”, sostuvo el jefe comunal.
“A lo que se debe apuntar es a que se haga cumplir la disposición 667/2009 que aprueba el procedimiento para el registro inicial de los motovehículos. Mediante esta legislación, ninguna moto debería salir a rodar sin patente desde las casas de venta”, advirtió. “También se debería replantear un proyecto que impulsé cuando era legislador y que apunta a que ningún motociclista pueda cargar combustible sin disponer de casco y otras exigencias”, planteó. “En su momento la iniciativa tuvo mucha resistencia de los dueños de las estaciones de servicio. Consideraron que ellos no pueden ejercer el rol de control que corresponde al Estado”, recordó Sánchez.