WASHINGTON/NUEVA YORK/EL CAIRO/JERUSALEM.- Israel “conquistó” territorio palestino en la Guerra de los Seis Días en 1967. Parte de ese territorio es Cisjordania y la Franja de Gaza, donde Israel comenzó construyendo pequeñas colonias, pero fue extendiéndose por territorio palestino ocupado. Este es el gran problema que separa a israelíes y palestinos en cuanto a las posibilidades de que ambas partes logren un acuerdo que devuelva la paz definitiva a un territorio convulsionado por protestas y hechos de violencia.
El tema adquirió un fuerte protagonismo en la política internacional, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reuniera el miércoles último con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanhayu, donde aseguró que puede “aceptar cualquiera de las dos soluciones: un Estado o dos Estados”, en un giro para la política tradicional de Estados Unidos hacia el conflicto israelí-palestino.
Ese día, Netanhayu se declaró dispuesto a reflexionar sobre el deseo del estadounidense, de mostrar contención respecto a la construcción de asentamientos en Cisjordania. “La expansión anunciada hasta el momento se va a implementar y también en Jerusalén Este seguirán adelante las actividades de construcción, mientras que el resto será objeto de un debate”, señaló Netanyahu, citado por Radio Israel.
La ONU defendió en el Consejo de Seguridad la “solución de dos Estados” como “único camino” posible para poner fin al conflicto.
La Liga Árabe y Egipto subrayaron que para resolver la crisis sólo vale una solución de dos Estados, marcando así distancias con el mandatario estadounidense.
Los palestinos advirtieron a EEUU que están en contra de abandonar la solución de dos estados. “Si Trump rechaza esta política sería destruir las opciones para la paz y minar los intereses, la posición y la credibilidad en el extranjero de Estados Unidos”, opinó Hanan Ashrawi, miembro de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). (Reuters-Especial)