Hubo que esperar hasta el lunes, cuando Guido Pella ganó el primer set contra Fabio Fognini, para que Argentina tomara ventaja en el score general de la serie. Y hubo que esperar al último set para que Italia tuviera ventaja en el quinto punto. El quiebre de servicio con el que Fognini pasó adelante 3-2 tuvo un instantáneo sabor amargo. Lo que durante gran parte del día, a partir de los números, fue una ventaja amplia y tranquilizadora se transformó en una sonora cuenta regresiva hacia la eliminación. Y al mirar con lupa las razones del cambio de situación, en primer plano luce el contorno de la figura del mejor jugador de la serie: Fabio Fognini.
Tal como sucedió el sábado en el doble “llegó tarde” al escenario, concedió una peligrosa ventaja y, él solito, manejó el incuestionable margen, que frente a un rival como Pella le otorga la jerarquía de su tenis. En golpes, en físico, en capacidad para competir, Fognini es mejor que Guido. Y la diferencia es importante.
Por eso lo del bahiense tuvo mucho mérito. Aprovechó el mal comienzo del rival; luchó cuando ya las cosas no eran fáciles y siguió luchando cuando se transformaron en inalcanzables. Vaya el reconocimiento, especialmente sabiendo que su momento anímico dista de ser el ideal.
Del otro lado, también tuvo mérito Fognini. Alguno pensará que desperdicia parte de su talento, otros elegimos admirar esos ratos en los que él decide expresarlo al máximo. Cuando esto ocurre es un jugador mucho mejor que su ránking actual y poco menos que invencible para los rivales que le pudo presentar Argentina en esta ocasión.
El 2/6, 4/6, 6/3, 6/4 y 6/2 hasta les permite a algunos creer que el cierre fue cómodo. Y cuesta no coincidir. Por eso, así como el domingo valió la euforia de Berlocq, vale el festejo de Fognini y sus compañeros.
Esperar hasta septiembre
No habrá futuro 2017 en grupo mundial para el campeón 2016. Tal como ocurrió en las tres series anteriores entre ambos equipos, otra vez ganó el visitante.
Sólo queda esperar el sorteo para conocer al rival en el repechaje de septiembre. Y mientras tanto no perder de foco que, más allá de nombres, este mismo equipo nos -y se- regaló hace 70 días la mayor alegría de la historia de nuestro tenis.