Cuesta creer que lo que se entiende por “vida contemplativa” sea la principal práctica de sor Lucía Caram, la monja tucumana que hace arder las redes sociales, con sus fans y detractores. A sus hermanos de sangre (son siete en total, entre ellos otra hermana monja) no les llama la atención para nada. Le dicen que cuando mete la pata le cuesta sacarla porque la mete con “gancho”. Ni sus ex compañeras del colegio San Rosa de Tucumán, de donde salió directo para entrar al postulantado, a los 18 años, se sorprenden al verla en los medios, cuando recuerdan que era “la voz de los pobres y ausentes”, y de las “causas perdidas”.

Hace 27 años que se fue de Tucumán, donde casualmente se encuentra estos días visitando a su madre enferma. Desde una casa de campo, sin señal telefónica, pero con internet, LA GACETA se comunicó con ella vía WhatsApp.

- ¿Cómo decidió ser monja?

- La iglesia de Tucumán ha tenido una trayectoria significativa al lado de los más pobres y a mí el mensaje del Evangelio de Jesús me hacia sentir que tenía que dedicarme a esto con toda mi fuerza, mi corazón y mi mente. La vida religiosa era una opción para esto. Siempre he creído que el proyecto de Jesús del Reino era trabajar para que a todo el mundo le merezca la pena vivir y me dedico a trabajar para defender los derechos de Dios, el derecho a que todos sus hijos vivan con dignidad. Desde muy pequeña sentí una inquietud por los más pobres.

- ¿Qué le gusta leer?

- Mi autor favorito es José Antonio Pagola, teólogo que escribe el Jesus histórico, y es mi lectura de cabecera. Luego leo mucho a Víctor Küppers que es un gran amigo mío y cada día procuro leer también una tira de Mafalda, que es mi directora espiritual, aunque algunos no les hace mucha gracia, pero a mí me ayuda a tener buen ánimo.

- Usted vive en el convento Nuestra Señora de los Ángeles y Santa Clara de Manresa, Barcelona, hace 23 años y estuvo cinco años en Valencia. ¿Qué extraña de Tucumán?

El mejor recuerdo son las vacaciones en familia en El Corte. Entonces mi casa parecía casa de colonias porque siempre estaba llena de gente. Siempre había lugar para los amigos. Era una casa de puertas abiertas.

- ¿Cómo pasa de la vida contemplativa a lo que es hoy?

- Con la crisis del 2008 mucha gente se acercó a nuestro monastenio a pedir ayuda y alimento. Comenzamos a dar de comer a ocho personas y luego eran más, hasta que decidimos hacer una fundación, Rosa Oriol, que ahora tiene 300 voluntarios. Además al ver que el 17% de la población era musulmana y la convivencia no era fácil, decidí crear un grupo de diálogo interreligioso, con el que trabajamos en integración.

- Han reconocido su tarea y ha recibido ayuda del Barcelona, del que usted es fans.

- Sí, en 2015 me dieron el premio El Catalán del Año, en ese momento pedí que se hiciera un pacto nacional contra la pobreza infantil y logré que se sumara a este programa solidario (“Invulnerables”) La Caixa, que es la tercera fundación más grande del mundo y la fundación del club Barcelona.

- ¿Y la vida contemplativa?

- Mi vida comienza cada día a las cuatro de la mañana y hasta nueve no empiezo a atender las obras. De esta manera intento compatibilizar la vida contemplativa con mi inquietud y mi pasión por el Evangelio y por los preferidos del reino que son los más pobres.

- ¿Por qué tanto en los medios?

- La presencia en los medios se ha ido acentuando desde que tuve que salir a pedir recursos para la fundación. Tenemos un albergue con 800 personas y un banco de alimentos donde damos de comer a 800 familias. Tenemos 13 pisos tutelados y dos empresas de inserción, huertos ecológicos y costuras para mujeres.

- ¿Qué dicen el Papa y tu comunidad?

- Mi comunidad me entiende, me quiere y comparte mi preocupación, aunque a veces me dice que tengo que ser más prudente. Al Papa le conté que habíamos cedido la mitad de monasterio para hacer la casa de la infancia y que le pondremos Francisco. Me aclaró que tendría que ser San Francisco de Asís, y me dijo que siga haciendo lío.

“MUY MALA RELACIÓN”.- El domingo pasado, sor Lucía Caram se presentó en el programa “Chester in love” (se transmite por el canal español Cuatro TV), conducido por el periodista Risto Mejide, quien ya la ha entrevistado en otras oportunidades. En esa oportunidad, la monja tucumana aseguró que “la Iglesia durante mucho tiempo ha tenido muy mala relación” con el tema del sexo. Sostuvo, además, que se trata de un tópico al cual lo tuvo “un poco bajo la alfombra, y no era un tema tabú sino un tema que se consideraba sucio, oculto, y era la negación de lo que yo creo que es una bendición”.

“Era una pareja normal”.- Con referencia a la Virgen María, la religiosa manifestó que ella entiende “que realmente sea muy difícil de creer, de asumir, el tema de la virginidad de María, y encima a San José, para demostrar que no había nada, normalmente lo dibujan viejo y con barba. Entonces era el abuelo que estaba con… yo creo que María estaba enamorada de José y yo creo que era una pareja normal”, agregó. Sor Lucía precisó al respecto: “yo creo que lo normal, que era tener sexo y tener una relación normal de pareja”.

“UNA RELACIÓN MADURA DE AMOR”.- Según puntualizó la dominica, la Iglesia debería “haber presentado a María y a José de otra manera, y entender que es una relación madura de amor que se abre a la vida y que es capaz de gestar y secundar un proyecto de liberación, de salvación”. Sostuvo que es necesaria “una revolución y que empieza a haber una revolución (…) Porque las iglesias están vacías, el mensaje no tiene credibilidad”.

RESPUESTA EPISCOPAL.- A raíz de estas afirmaciones, el Obispado de Vic, al que pertenece la congregación dominica de Manresa (Barcelona) de sor Lucía Caram, ha emitido una nota oficial. Tal y como dio cuenta LAGACETA.com, en ese pronunciamiento episcopal se asegura que “forma parte de la Iglesia, desde sus inicios, que María fue siempre virgen”.

DOGMA MARIANO.- Según el Obispado vicense, “esta verdad de la fe fue recogida y proclamada de manera definitiva por el Concilio II de Constantinopla, siendo el primer dogma mariano y compartido por los cristianos católicos y ortodoxos”.

“Confusión en el pueblo fiel”.- El Obispado de Vic también consigna en esa nota que las declaraciones de la monja dominica (sor Lucía Caram es también la directora de la Fundación Rosa Oriol de ayuda a los desfavorecidos), “no se ajustan a la Fe de la Iglesia” y lamenta “la confusión que hayan podido crear en el pueblo fiel”.

Reacciones.- Las declaraciones de sor Lucía Caram provocaron escandalosas reacciones. Ayer a las 20, al cierre de esta edición, la nota sobre sus dichos y la nota sobre sus disculpas estaban entre las cinco más polémicas de LAGACETA.com. La noticia ocupó a los más diversos medios europeos y todas las redes sociales. Por esa repercusión, la religiosa tucumana envió a este diario una nota en la que se refirió al tema, pidió disculpas y condenó críticas.

El celibato.- “(En el programa Chester In Love) pude manifestar la vivencia alegre del celibato, como una opción que plenifica y es fecunda, como una opción válida que permite vivir toda para Dios y toda para la humanidad”.

El sexo.- “Hablé del sexo como una bendición cuando se vive sin egoísmos y desde el respeto al otro, y manifesté mi fidelidad a la opción de vida que escogí, viviendo la virginidad como una opción que se antepuso ante las dificultades, por la fuerza de la vocación y la misión”.

LA VIRGEN.- “Al preguntarme por la virgen María manifesté que María seguramente estaba enamorada de José, y creo que ella era una mujer plena, como lo demuestra su presencia discreta pero contundente en los Evangelios”.

RELACIÓN CON JOSÉ.- “Quise manifestar que no me escandalizaría si hubiera tenido una relación de pareja con José, su esposo, y creo que todo esto entra dentro del misterio, del depósito de la fe”.

El escándalo.- “Esto escandalizó a muchos, tal vez porque no hubo espacios para matizaciones, pero creo que quedó claro mi fidelidad y amor a la Iglesia, al Evangelio y al proyecto de Jesús, así como la certeza de que el sexo no es sucio ni algo condenable y que el matrimonio y el sexo, son una bendición”.

EL DIÁLOGO.- “Me duele el sufrimiento de la gente, y sobre todo de la gente sencilla. Si alguien se sintió ofendido, pido disculpas. Y si alguién no entendió mis palabras, estoy dispuesta a dialogar. Pero que nada hiera el respeto, el amor y la comunión”.

“MARTILLOS DE HEREJES”.- Me preocupa la lectura fragmentada, ideológica y perversa que algunos martillos de herejes, sedientos de venganza y animados por el odio, han hecho llenando de calumnias, amenazas serias, incluso a mi vida, en diversos medios”.

El amor.- “Me mueve en todo el amor a los más pobres. Estoy dando lo mejor de mi vida al servicio del Evangelio y creo que este es el mensaje: Somos hombres y mujeres, libres para amar, y llamados para servir de diversos modos”.