El cartel que rezaba “Conmebol Libertadores” estaba ahí, a la vista de todos, y a muchos les seguía costando creer que de verdad estuviera pasando. Que Atlético estuviera a punto de jugar su primer partido en el torneo más importante del continente. La noche con la que miles de tucumanos venían soñando desde hace meses finalmente llegó, y de no ser por las fantasmales apariciones de Félix Borja y Bryan de Jesús, hubiera sido perfecta. El triunfo “decano” fue lo único que le faltó a una noche que será inolvidable.
Muchos hinchas llegaron con mayor anticipación de la habitual, algunos para encontrar buenas ubicaciones y otros sencillamente para no tener que seguir luchando contra la ansiedad en su casa.
El Monumental, escenario de recepciones que en ocasiones repercuten incluso más allá del Atlántico, fue una constelación dibujada con el flash de miles de celulares en las tribunas. La hinchada rugió más fuerte que nunca para alentar a su tropa, que salió a comerse vivo al “Militar”. Apenas un minuto después, se estremecieron hasta los cimientos con el grito del gol de Fernando Zampedri. Y en cada avance con peligro de gol, no hubo quien pudiera quedarse pegado al asiento. Por desgracia, salvo en la definición de David Barbona, la pelota se negó a entrar.
Ahora Atlético deberá ir a por la heroica en Quito, donde la altura es el principal adversario. Sin embargo, tendrá el respaldo de una hinchada que promete hacerlo sentir local donde sea.
EXPLOSIÓN DE COLORES. Un show de fuegos artificiales acompañó la salida de los jugadores. Una vez más, el José Fierro brindó un espectáculo memorable.