En un partido que no tuvo nada de amistoso, San Martín y Central Córdoba de Santiago del Estero volvieron a igualar 1-1, en el partido que se jugó anoche en La Ciudadela, ante muy buena cantidad de espectadores. Lucas Vilchez había puesto en ventaja a los dirigidos por Gustavo Coleoni, a poco de iniciado el complemento, mientras que Leandro Gracián, de penal convirtió el primer gol con la camiseta “albirroja”.
Fue un partido deslucido donde los protagonistas podrían llegar a justificar ese mal desempeño debido al lamentable estado del campo de juego. Esto evitó que se pudiera observar dos o tres pases seguidos, al ras del piso. Este es un tema que los directivos deberán solucionar en lo inmediato porque así es imposible jugar como el técnico Diego Cagna pretende.
En la primera parte, los dos equipos se equivocaron demasiado, lo que hizo que el trámite se tornara muy deslucido.
En el local, el juego no adquirió relevancia esperada debido a que en la mitad de la cancha, ni Leandro Gracián ni Juan Galeano tuvieron demasiado contacto con la pelota. Esto hizo que Mauro Quiroga, el hombre de área que anoche ubicó Cagna, estuviera muy aislado entre los dos centrales santiagueños.
Ante esta actitud desprolija del local, el “Ferroviario” apostó a la experiencia de Martín Zapata para hilvanar algunos contragolpes que puso en peligro la valla que anoche cuidó Nicolás Carrizo. El sureño se tuvo que exigir en dos ocasiones para evitar mayores consecuencias a su valla.
Aislado Quiroga, San Martín se quedó sin potencia en los últimos metros de la cancha, sobre todo porque Leonardo Acosta se mostró demasiado individualista, lo que facilitó que los defensores visitantes le cortaran cualquier contacto con sus compañeros.
En el complemento, no se había reacomodadon los equipos en el campo de juego cuando llegó la apertura del marcador. César Abregú trató de jugar hacia atrás. Sin mirar entregó la pelota corta, algo que fue aprovechado por Pablo Vilchez, que desde el borde del área sorprendió a Carrizo.
A partir de ese momento, Martín Minadevino tomó la posta del manejo de la pelota de los visitantes, siendo un socio ideal para el despliegue de Zapata. A todo esto, Cagna comenzó a buscar en el banco de relevos las alternativas para cambiarle la fisonomía al partido, algo que en cierta forma consiguió con el ingreso de Diego Bucci. Así, a los 30 minutos, llegó la paridad para los tucumanos. El árbitro Maximiliano Salado Paz observó una mano dentro del área de Osvaldo Miranda y cobró la pena máxima. Gracián con un remate al medio del arco estableció el 1-1 final. Un saldo más en el debe que en el haber, seguramente le habrá quedado al técnico “santo”.