CHAPECÓ.- Y un día la pelota volvió a rodar en el “Arena Condá”. A casi dos meses de la tragedia que sufrió el plantel de Chapecoense que se dirigía a Colombia a jugar la final de la Copa Sudamericana, sus hinchas volvieron a copar su estadio.
Esta vez, fue para volver a ver en acción al “Verdao”; que jugó un amistoso de preparación contra Palmeiras. El 2-2, resultado final del juego, fue anecdótico. Es que la pequeña ciudad de Chapecó homenajeó a las víctimas del accidente.
Las lágrimas bañaron cada rincón del estadio donde se reunieron familiares de las víctimas. El arquero Jackson Follman, que sobrevivió pero perdió una de sus piernas, se emocionó al entrar en silla de ruedas en el campo que vio crecer a un club que pasó de la serie D a la Primera División en sólo siete años. Él junto Helio Neto y Alan Ruschel, los otros dos sobrevivientes, levantaron la Copa que fue concedida por la Conmebol por expreso pedido de Atlético Nacional. Fue una tarde en la que la emoción ganó por goleada. (Especial)