Horacio Guarany ha sido símbolo de tradición. El sonido de la madera, la voz para decir, la música para bailar con guitarra, bombo y poncho. Folclore tradicional criollo con historias de amor, de caballos y de paisajes dichas por un cantor popular. Lo he visto muchas veces desde niña en los escenarios; lo he visto levantar al público al amanecer; lo he visto dejar a mi tío callado; lo he escuchado cantar entero y a media voz con el vaso lleno; lo he visto alzar el vaso en nombre de canciones y hablar de la pobreza, de los oficios, de las costumbres; lo he visto meterse en mi familia, en las casas, en las personas comunes, en quienes no se preguntan tanto como están las cosas más allá del festival. He crecido y sus canciones han seguido vigentes. Me han acompañado y también me han dejado seguir o han dejado lugar a otras. Su canto se ha ido apagando con la sed: con la última gota de vino llegó la última gota de vida.