El romance no conoce de tiempos ni de misiones. Puede surgir en suelo firme, en el aire, en el agua o en el espacio más remoto, como ocurre en “Pasajeros”, el otro estreno de hoy, para comenzar el año de un modo poco habitual en los cines tucumanos.

La película de ciencia ficción de Morten Tyldum se centra principalmente en dos personajes: el ingeniero Jim Preston y la escritora y periodista Aurora Lane están abordo de la inmensa nave Avalon e integran una partida de 5.000 personas enviadas desde la Tierra a otro planeta (llamado Homestead II) para perpetuar la especie.

Lo único que los diferencia del resto es que sus cápsulas de hibernación se abrieron 90 años antes de llegar a destino (el viaje debía durar 120 años, todo el tiempo dormidos). Ahora deben averiguar por qué ocurrió ese hecho cuando atravesaban una formación de asteroides; si se trató de una falla en el sistema o detrás de esa situación se oculta algo más.

En el medio comienza a aparecer el amor entre ambos, los únicos habitantes despiertos del lugar, con la obligación de salvar al resto y de asegurarles llegar a destino, lo que ellos mismos jamás podrán lograr. Entre ellos, además, hay secretos y ocultamientos, como el motivo de su propio despertar, mientras que la nave que los traslada comienza a ser una trampa mortal y todo entra en juego.

Entre las distintas cuestiones a evaluar figuran la ética y la moral en la toma de decisiones que afectan a otra persona; el egoísmo; el peso de la soledad y la angustia de saber que el final está cada vez más cercano.

La pareja romántica está integrada por los eficientes y taquilleros Chris Pratt y Jennifer Lawrence, secundados por Michael Sheen como un robot humanoine y por Laurence Fishburne como un oficial del Avalon que también despierta inesperadamente, después que los otros dos.

El noruego Tyldum tiene como principal antecedente la muy elogiada “El código Enigma” (con Benedict Cumberbatch como Alan Turing), producción a la que llegó luego de una sólida carrera en su país y con la que consiguió la nominación a mejor director en los premios Oscar, Globo de Oro y Bafta. Para esta producción dispuso de U$S 120 millones, de los cuales ya han recuperado una cuarta parte.