Para los equipos que no lo hacen a menudo, venir a jugar a la altura es un tema muy complicado. La preparación debe iniciarse la semana previa y aunque no es posible la adaptación a la altura (para eso se necesitan entre 21 y 25 días), sí pueden tomarse algunos recaudos que reducen su impacto. Quien menosprecia la cuestión de la altura, sin dudas no sabe de que está hablando. Los días previos a la competencia debe reducirse la ingesta de almidones, carnes rojas, lácteos ya que las escasez de oxígeno en la altura disminuye la velocidad de la digestión.

Desde el punto de vista del entrenamiento, se pueden aumentar los trabajos en hipoxia (oxigeno reducido) y anoxia (ausencia de oxígeno) para que el jugador experimente la sensación de agonía que por momentos lo invadirá en el partido.

Existen unas gotas de oxígeno liquido y algunos prefieren utilizar Viagra como vasodilatador pero en mi opinión no ofrecen mejora alguna.

Describir fisiológicamente los efectos es muy largo y aburrido, pero llegar un día antes puede acarrear insomnio, gases, dolor de cabeza, ahogo, mareos, hemorragias nasales, etcétera

La altura es un factor más del partido, no hay que temerle, hay que respetarla y prepararse para jugar en esas condiciones.

En lo que al viaje se refiere, lo ideal es hacer base los días previos en el llano (en este caso Guayaquil por logística de vuelos, porque está a sólo 35 minutos y por la similitud al clima tucumano) y también bajar al llano lo mas rápido posible.

Ahora bien, dicho todo esto, jamas hay que olvidar que el fútbol es tan ambiguo que nada es absoluto. En la ultima presentación del seleccionado Ecuatoriano contra Brasil, en Quito, los visitantes pararon en Quito desafiando todos los preceptos antes descriptos y sin embargo golearon 3 a 0. De todos modos, a mi entender y el de muchos más, eso se dio por la naturaleza de ese partido en particular. Lo recomendable es seguir algunos consejos como los anteriores para atenuar los efectos y después la pelota será la que mande.