Aunque en La Ciudadela quieran dar vuelta rápidamente la página y encarar de la mejor manera la despedida futbolística de 2016, sin duda que la derrota del miércoles pasado frente a Juventud Unida de Gualeguaychú pegó duro en lo anímico en el plantel de San Martín.

Es que con el envión que significaba la racha invicta de nueve fechas, el traspié llegó en el momento y ante el adversario menos pensado. Sin haber mostrado un fútbol de alto vuelo en esta parte del año, San Martín parecía haber adquirido una regularidad en lo que se refiere a resultados que le permitía empezar a soñar con cosas importantes en la segunda categoría del fútbol argentino. Pero ante un rival que venía a los tumbos en el torneo, prueba de ello que estaba en la última colocación de la tabla de posiciones, con el antecedente que sólo había rescatado 15 de los 51 puntos que disputó en las primeras 17 fechas, se esperaba otra clase de respuesta futbolística del “Santo”. Pero nada de lo pronosticado se concretó y lo más preocupante del tema es que la victoria de los entrerrianos se concretó más por impericia de los dirigidos por Diego Cagna que por virtudes de los visitantes.

A Rodrigo Moreira el primer gol lo golpeó, en cierta forma, en lo anímico. “Es que al estar en desventaja, nos vimos obligado a salir a buscar decisivamente la igualdad. Esto hizo que nos descuidáramos en defensa, algo que ellos aprovecharon más que bien. Hasta ese primer tanto, habíamos hecho méritos para estar en ventaja, pero nos faltó estar un poquito más aceitados en los últimos metros de la cancha, para cristalizar en la red esa superioridad territorial y de situaciones propicias”, dijo el zaguero que tuvo complicaciones en la marca, especialmente cuando tanto Martín Prost o Exequiel Blanco lo encararon con pelota dominada.

Méritos

Como reconoce que un tropezón no es una caída, Matías García también es consciente que San Martín no supo o por momentos, no pudo quebrar futbolísticamente a un rival que vino a Tucumán, con un esquema simple, que al final le resultó efectivo. “Nadie nos puede discutir que hasta el primer tanto éramos superiores en juego. Pero a partir de ese momento, nos reiteramos en demasía en pelotazos que le quitaron claridad al ataque y facilitó la tarea de la defensa rival. En el complemento, intensificamos ese dominio y merecimos llegar a la igualdad, pero en una contra, nos encontraron mal parados en el fondo y con la efectividad que nos faltó a nosotros, definieron el cotejo”, dijo.

Sin entrar a buscar una excusa a la inesperada derrota ante los entrerrianos. García reconoce que, por el juego que el equipo intenta llevar a cabo, el estado del campo de La Ciudadela no contribuye a que sea efectivo.

“Es complicado llevar la pelota al ras del piso como pretendemos. Esto le quita precisión a lo que queremos plasmar durante los 90 minutos. Será un tema a mejorar para la parte final de la temporada”, dijo el volante que se convirtió en la manija del equipo. Por esa causa, cada vez que su rendimiento no fue el adecuado, como en esta ocasión, San Martín se quedó sin su usina generadora de juego en la mitad de la cancha.

Con la idea de irse de vacaciones con una alegría, San Martín ya piensa en Los Andes. Se merecen cerrar el año con otra alegría.