Además de los asuntos tratados por el Congreso el 9 de diciembre de 1816 que cronicamos ayer, se trató un tema vinculado al protocolo de la Iglesia. Sucedía que el Provisor y Gobernador Eclesiástico, estaba en polémica con el Cabildo de la Catedral, sobre el asiento de aquel prelado.
Una comisión había dictaminado al respecto y, después de una “detenida discusión”, el cuerpo resolvió declarar que al Provisor “le corresponde el asiento inmediato al presidente en el coro de aquella iglesia”. Se informaría de esta decisión al Director Supremo, para que le diera el efecto que corresponde.
El presidente mocionó que, con preferencia a todo otro asunto, el Congreso tratara, de acuerdo con el general Manuel Belgrano, de reforzar el Ejército del Norte “por cuantos medios y arbitrios sean accesibles”. El diputado José Severo Malavia pidió que, a ese efecto, se nombrara “una comisión que acordase con dicho general los arbitrios más eficaces para realizar este importante objeto”. Ambas mociones fueron apoyadas en principio y se discutirían luego. Además, ese día se realizó una sesión secreta. En la primera parte de la misma, se leyó un pliego del Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón. En el mismo, “reservadamente”, exponía los motivos que tuvo para ordenar al gobernador de Salta, Martín Güemes, que hiciera retirar de su provincia al coronel José Moldes.
Decía que al estar Moldes inmediato “a la posición del ejército enemigo, podría hacer efectivos los designios contra la causa del país”. A estos designios los habría manifestado a un confidente íntimo. Este se los transmitió al Director, ofreciendo ponerlos por escrito, con el recaudo de que se usaría su exposición solamente “en el último caso”