El sábado a la tarde, dos operadores convivenciales que trabajan en el Instituto Roca para menores, salieron corriendo a buscar a los policías para decirles que en el sector de permanencia se estaba dando un intento de motín.
Según se pudo saber, tres de los 14 menores alojados en ese sector ataron colchones en la puerta reja y comenzaron a incendiarlos.
Inmediatamente se llamó a la Guardia de Infantería para sofocar la situación. También llegaron hasta allí profesionales del sistema de emergencia del 107, quienes examinaron a los implicados. Cuando comprobaron que todos estaban bien, los enviaron adentro de nuevo.
Esta situación se dio en una semana en la que el lugar de alojamiento ganó relevancia por dos motivos: el intento de fuga de un joven que ya se había escapado seis veces anteriormente, y el informe que realizó LA GACETA luego de que una jueza criticara de forma lapidaria la situación del edificio: “Es un lugar que no está preparado para resocializar ni para tratar con humanidad a los jóvenes internos”, fueron las palabras de la magistrada Judith Solórzano. También habló de alimentos en mal estado; presencia de ratas; sectores sin luz; resumideros trancados; goteras en los techos; ventanas sin vidrios ni puertas que impidan el paso del frío durante el invierno; falta de ventiladores para combatir el calor.
Sobre esta situación, el director de la institución, Ernesto Sansierra, opinó: “Si uno viene un día ellos lo verán como la oportunidad de conseguir la libertad y se van a quejar de todo. Pero es muy distinto convivir con ellos”.