La Secretaría de Obras Públicas de la Nación intimará a una constructora provincial por no reiniciar las obras de un centro para adictos en La Costanera. El conflicto por la construcción, que lleva 11 meses paralizada, empezó por los certificados de obra impagos por la Nación en 2015. Pese a que la deuda fue saldada, la firma exige el pago de intereses y fondos extra por la puesta a punto de la estructura en pie, que fue saqueada y vandalizada.
Integrantes de La Hermandad de los Barrios (un colectivo de siete villas) y de Madres del Pañuelo Negro no ocultaron su angustia por la situación: “quiero saber si se va a hacer o no el centro para adictos, así nos dejan de tomar por b... No saben el daño que hacen las promesas al aire en un barrio como este, con tantas necesidades”, reclamó Blanca Ledesma, una de las Madres de la barriada.
Trámite de obra
La firma ByM SRL comenzó a construir el Centro Preventivo Local de Adicciones (Cepla) en julio de 2015 con fondos nacionales, bajo la órbita de la Dirección de Arquitectura y Urbanismo (DAU). El secretario General de la Gobernación, Pablo Yedlin, aseguró que la construcción de la obra se encuentra en una “impasse”. “La Nación envió parte del dinero para los certificados de obra (por lo que se construyó) que nunca se habían pagado, o sea que se está cumpliendo con la empresa al pagar lo adeudado. A partir de allí la DAU ha hecho una nueva evaluación para determinar el costo para terminar la obra. El costo histórico (cuando fue licitada) no es el costo necesario para finalizarla ahora. Hay una diferencia de varios millones de pesos, aproximadamente de $ 8 millones”, aseguró el funcionario, que encabeza la mesa interministerial contra las adicciones.
Los operarios de la constructora trabajaron hasta enero de este año. Alfredo Quinteros, titular de la DAU, había consignado que el avance de obra alcanzó el 43%. “Se ha enviado a la Nación un pedido de ampliación de recursos porque aquí lo importante es que podamos terminarlo al Cepla”, explicó Yedlin.
El subsecretario de Obras Públicas de la Nación, Jorge Sábato, esgrimió que la obra pública se paralizó en todo el país por la falta de pago de los certificados de obra, que en el gobierno anterior dependían del Ministerio de Planificación (tras el cambio de gobierno se incorporó a Interior).
“Hay dos problemas: la obra sufrió un deterioro en todo este tiempo de inactividad porque fue vandalizada, por lo que la empresa reclama que se le reconozca el valor de poner a la obra en el estado en el que estaba cuando se neutralizó (se llama así a la suspensión de los plazos del contrato). El contratista pretende, además, cobrar intereses por el atraso en los pagos. Hace poco se abonaron los seis certificados de obra. Es toda una problemática difícil de solucionar. He hablado con la señora Cristina Boscarino, secretaria de Obras Públicas provincial, y coincidimos en que no hay que reconocerle nada por la vandalización y el deterioro, porque deberían haberla mantenido con seguridad en la obra, cosa que no sucedió”, justificó. Y agregó: “hoy (por el viernes de la semana pasada), van a intimar por carta documento al contratista para que retome las obras. El acta de neutralización decía que a los 15 días de cobrada la deuda tenían que empezar y si no la retoma se avanzaría con una rescisión”.
El titular de la Sedronar, Roberto Moro, había visitado el Cepla en octubre y prometió su inauguración a comienzos de 2017.
Cocinar a sol y granizo
Hartos, vencidos, cansados. Los integrantes del grupo de recuperación territorial “Ganas de Vivir”, coordinado por psicólogos y trabajadores sociales del Ministerio de Desarrollo Social, confesaron que la construcción del centro de recuperación les genera zozobra. Ellos llevan adelante desde abril un comedor de noche para adictos, como una estrategia de tratamiento. Cocinan casi 100 raciones dos veces por semana para hacer frente a dos de los problemas que más crecieron: el hambre y el consumo de “paco” (residuo de la producción de cocaína). Explicaron que si tuvieran el Cepla concluido, además de las actividades de contención y asistencia, podrían tener dónde cocinar y servir las porciones.
El centro se prometió en diciembre de 2013, como parte del programa “Recuperar Inclusión”. La ex presidenta Cristina Fernández anunció la construcción de 210 centros de contención y asistencia de adicciones en todo el país. Sin embargo, se programaron 98 y se inauguraron 10 hasta el cambio de gestión. Este año la Sedronar inauguró un centro en la localidad bonaerense de Bolívar. Vecinos de la Costanera, Madres del Pañuelo Negro y miembros de La Hermandad tomaron pacíficamente el Cepla en octubre para pedir que reinicien las obras, ante el temor de que sea saqueado. “A pesar de que me recuperé estoy acá porque tengo miedo de que mi hijo sea adicto y no tenga dónde tratarlo”, había dicho a este diario César, que se recuperó gracias a los psicólogos del Estado.
LA GACETA visitó ayer y anteayer el barrio. En las últimas tres semanas saqueadores ingresaron al Cepla para robar los perfiles de acero de la estructura alivianada, los caños de la conexión eléctrica y de la red de agua, y parte del revestimiento (paneles de madera). Robaron también las chapas del cerramiento y el portón. No quedaron ni los carteles de obra. Algunas paredes está a punto de desmoronarse, por el daño estructural. Grupos de chicos que habitualmente comen en el comedor de noche jugaban a la pelota en el patio, donde estaba prevista una cancha de fútbol cinco. Este diario recorrió los pasillos de El Trébol (conjunto de pasillos entre Costanera Norte y Roselló) y pudo corroborar que muchos perfiles de hierro, similares a los sustraídos del Cepla, forman parte de remodelaciones recientes en viviendas donde supuestamente se venden dosis de paco, cocaína y pastillas.
“¿Qué los pobres no importan? ¿Qué el gobernador no había dicho que iba a hacer todo lo que esté a su alcance para luchar contra el narcotráfico?”, arremetió Jaqui Ponce mientras cortaba cebollas y tomates para hacer una salsa. Ella, Natalia Luna y una psicóloga social usaban de mesada una heladera rota acostada y apoyada sobre dos cajones de verduras desvencijados. “Cocinamos así porque no tenemos un lugar fijo donde instalarnos, ni un anafe para colocar las ollas de 100 litros. Nos habían dado uno desde el Gobierno, pero es para una olla común. Si estuviera el Cepla podríamos cocinar ahí, y no en casas prestadas. Hace dos semanas cayó granizo y nos empapamos para poder cocinar pizzas. Los chicos celebraban como locos cuando vieron el menú porque aquí se come pizza en los cumpleaños y el chico de la calle no conoce festejos”, graficó Isabel Pérez, mientras Daniel Torres encendía el fuego con maderas, ramas y basura suelta.
“Quiero que se definan y nos digan si se termina o no, así dejamos de ilusionarnos. Ya estamos cansados de sentirnos discriminados. Lo invitamos al gobernador (Juan) Manzur a que venga a comer al comedor, con los chicos. Los pobres no muerden, tienen hambre nada más”, completó Blanca Ledesma.