Pese a que aún unos 100 efectivos de la Policía están buscando a Milagros de los Ángeles Avellaneda y a su hijo de casi dos años, la fiscala María del Carmen Reuter solicitó la prisión preventiva para el único detenido del caso, Roberto Carlos Rejas, un guardiacárcel de 30 años.
El detenido fue acusado ante el Juzgado de Instrucción de turno por “homicidio agravado por alevosía (por el niño) y por violencia de género (por Milagros, de 26 años)” y de “privación ilegítima de la libertad”. Si se llegara a autorizar la medida, Rejas podría seguir en prisión al menos dos años más, mientras se investiga la causa. Si bien nadie pudo explicar la relación que los unía -la familia incluso juró que ellos no lo conocían- algunas amigas cercanas a la muchacha deslizaron la posibilidad de que el hombre fuera el padre del menor.
La solicitud fue acompañada por la batería de pruebas que se pidió desde la fiscalía desde el 4 de noviembre, día en que la causa recayó en Tribunales. La joven desapareció con su hijo el 28 de octubre y su familia denunció el hecho en la comisaría 11 tres días después.
Si bien aún se desconoce el paradero de Milagros y el niño -y aunque existe una mínima esperanza de hallarlos con vida desde la Justicia- la fiscalía basó la solicitud en las pruebas que lo comprometen. En primer lugar, Rejas fue la última persona que la vio esa noche. El detenido incluso admitió que habían estado en el Parque 9 de Julio los tres en su auto. Sin embargo, dijo que después la dejó cerca de su casa. En sus dos declaraciones negó rotundamente haberles hecho daño.
Justamente en ese vehículo, un VW Gol Trend, dio positivo la prueba del luminol, que se utiliza para buscar rastros de sangre. Allí también hallaron un cabello largo que está siendo estudiado para saber si corresponde a Milagros. Por el momento, lo único que se sabe, tras los primeros estudios, es que se cayó luego de una “acción forzada”, es decir, una agresión. Por otro lado, a los investigadores les pareció muy sospechoso que el automóvil estuviera recién lavado.
Además, antes de que se apagara su celular -que jamás se volvió a prender- Milagros envió un mensaje de voz a una amiga en la que le decía que estaba con Rejas y que este le estaba pegando. La muchacha no cobró su sueldo ni se comunicó con su familia, ni siquiera cuando su hijo mayor cumplió siete años. Desde el sector de la Salud se informó que ningún hospital tiene registros de ella durante su desaparición.
Por último, según confiaron fuentes judiciales, existirían más pruebas en su contra que habrían surgido de los análisis que se realizaron a su computadora y a su celular. Sin embargo, sobre esto, no se brindaron mayores detalles. Todo esto, sumado a algunas contradicciones que hubo en las declaraciones, llevaron a apuntar todas las sospechas de los investigadores en Rejas.
La búsqueda
Ayer fue el tercer día de rastrillaje de efectivos policiales para encontrar a Milagros y a su hijo. Por ahora el resultado es negativo. Los más de 100 efectivos -de Delitos Contra las Personas, Policía Lacustre, Trata de Personas, 911 y Grupo Cero- se encuentran trabajando en los márgenes del Río Salí, en Alderetes, y en la zona sur de la capital tucumana.
En estos tres lugares habría estado Rejas tras la desaparición de las dos personas. A esta conclusión llegaron los investigadores del ECIF (Equipo Científico de Investigaciones Fiscales) luego de saber que las antenas de esos lugares captaron la presencia del celular del hombre.