A los cuatro años, en el baby fútbol de Villa Dolores, de Mendoza, Cristian Lucchetti supo que su vida iba a estar ligada eternamente al fútbol. Pasaron 20 años desde su debut en Primera. “Toda una vida, y si volviera a nacer elegiría la misma”, recalca el arquero expandiendo su alegría fuera de la cancha. También habla de su familia, su sostén, su prioridad.

Lo curioso de su viaje es haber logrado todo lo que logró en una posición agridulce para su paladar. “No me gusta el puesto de arquero, no me gusta atajar”, reniega quien le dio un título de campeón a Banfield, el club donde debutó con triunfo frente a Boca. Profeta en el “Taladro”, “Laucha” dejó una marca imborrable en el sur del Gran Buenos Aires, y eso que llegó de casualidad, a los 16 años.

“A los siete pasé a Sport Club, donde estuve a los 16. En mi división, la clase 1978, jugaba en el medio o como delantero. Hacía goles, muchos goles, eh. Tenía suerte, ja”, se agranda, y continúa con su relato. “En la ‘77, para que yo jugara, la obligación era que vaya al arco”. Al parecer, sus entrenadores olfatearon lo que iban a venir.

Curiosamente, cuando se despidió de sus pagos, fue con dos amigos a rendir exámenes a Huracán y Platense. “En los dos quedé como delantero”, revela. “Pero como no había pensión en ninguno, seguí adelante. Entonces fui con mis amigos a Banfield, pero de acompañante. Un técnico me pregunta de ‘qué juego’ y yo le digo, ‘arquero’. Y bueno, lo demás es ya conocido, ja, ja, ja. Quedé, debuté en ascendimos a Primera con Banfield y en mi debut le ganamos a Boca”.

Ser arquero significa ser héroe o villano sin contar con oportunidades extras. “En nuestro puesto estamos más expuestos a que un error pueda costarte un partido, un campeonato. Gajes del oficio”, dice Lucchetti, cuya trayectoria continuó después de Banfield por Santos Laguna, de México, Racing, Banfield, Boca, Banfield y Atlético, donde también se erigió en ídolo. Sus atajadas marcaron el camino del ascenso a Primera y luego forjaron los cimientos del equipo que logró la clasificación a la Copa Libertadores 2017. Todo eso en un puesto que no le gusta. “Seguramente, como delantero no hubiera conseguido lo que he conseguido como arquero. El destino me llevó hasta acá”, sonríe, aunque su voz pierde frescura.

Hoy no es titular en el “Decano” y vive una situación un tanto extraña. “No estoy acostumbrado a ser suplente, pero intento aportar lo mío y apoyar. Es mi deber”, asegura Lucchetti y deja un vacío de silencio sobre su continuidad.