ORIGEN: EEUU/Gran Bretaña, 2016. DIRECCIÓN: Sharon Maguire. CON: Renée Zellweger, Colin Firth, Patrick Dempsey, Emma Thompson. GUIÓN: Helen Fielding, Dan Mazer y Emma Thompson. MÚSICA: Craig Armstrong. FOTOGRAFÍA: Andrew Dunn. CINES: Atlas, Cinemacenter, Cines del Solar, Sunstar.
BUENA
Bridget Jones ¿celebra? sus 43 años en absoluta soledad. Sopla una velita, se emborracha, canta a los gritos y recrea aquella escena inaugural -de la que pasaron ya 15 años- cuando se metió en los corazones montada a un adorable y circunstancial patetismo. Porque el de Bridget no deja de ser un cuento de hadas, moderno, deliciosamente guarango y 2.0, pero cuento de hadas al fin. Ya quisiera cualquier chica sentirse tironeada por Colin Firth, Hugh Grant y, bienvenido al club, Patrick Dempsey. El sufrimiento de Bridget siempre será pasajero y desde ese código construye sus desventuras. La comedia romántica tiene leyes que más vale no modificar,
Hay buenas noticias en esta tercera entrega de la saga. El regreso a la dirección de Sharon Maguire, por ejemplo, bajada del barco en aquella fallida secuela de 2004. Maguire sabe cómo y por dónde debe transitar Bridget para que la empatía que genera funcione a pleno. Y hay además una historia atractiva, escrita a seis manos y con la participación clave de Helen Fielding, autora de la novela original. Pero la que inclina definitivamente la balanza es Renée Zellweger, cuya carrera había colapsado y recupera este papel -su papel- con un gustito a revancha en cada plano. Muy bien por ella,
Resulta que Bridget quedó embarazada y no está segura de quién es el padre. Tuvo encuentros ocasionales con el omnipresente Darcy (Firth) y con el millonario Jack (Dempsey). Se establece entonces un juego de tres, y a su alrededor gira un universo de personajes secundarios que le ponen el mejor sabor a la historia. Sarah Solemani y Emma Thompson (que integra también el equipo de guionistas) rayan alto en este rubro.
Hay gags buenísimos y otros demasiado transitados. Riesgos que se corren cuando la película es muy larga (dos horas) y la anécdota no da para tanto. Entre postales de Londres y una banda de sonido plagada de hits poperos de ayer y de hoy, Bridget hace lo suyo. Pone caritas, tropieza, se ahoga en un vaso de agua y hace el ridículo, pero sabe que siempre habrá un príncipe listo para rescatarla.