Después de dos semanas de silencio, Bob Dylan le dio el “sí” al premio Nobel de Literatura. La confirmación llegó de la academia sueca, que dio a conocer que el artista habló con la secretaria de la institución, Sara Danius, a quien le dijo: “¿Que si acepto el premio? Por supuesto”.
El mutismo de Dylan había sacado de quicio a los flemáticos integrantes de la academia, que habían desistido de contactarlo: lo buscaban desde el 13 de octubre. Fue entonces cuando Pär Per Wästberg, uno de los miembros, dijo que era “maleducado y arrogante”. Por caso, cuando le preguntaron por qué no había atendido los llamados, se limitó a decir, por toda respuesta, “Bueno, aquí estoy”.
Simultáneamente, trascendió otra declaración del flamante Nobel de Literatura al diario británico “The Telegraph”, con respecto al acto de entrega del premio, el 10 de diciembre: “Sí, sin duda, iré a la ceremonia en Estocolmo... si puedo hacerlo”.