Con la mesura de quien no festeja una victoria antes de consumarla, en Atlético no hablan en voz alta de lo que podría ser su participación (histórica) en la Copa Libertadores. Pero sí relojean ciertas condiciones reglamentarias que la Conmebol impone a los estadios participantes y que, en este caso, la AFA debe aprobar, como entidad madre del fútbol argentino.
El “Decano” no tendrá mayores problemas en cuanto a lo que significa ratificar su condición de local en 25 de Mayo y Chile. Por capacidad, comodidades, seguridad y vestuarios, pasa la prueba. De hecho, si sorprende como lo hizo en el Torneo de Transición pasado, ahí sí que puede complicársele un poco la historia porque no hay cancha en la región con la capacidad necesaria para albergar los encuentros de semifinales.
En cotejos de la primera fase, el lugar que supuestamente le correspondería a Atlético si es que la AFA al fin le otorga el cupo a la edición 2017 del torneo continental, la capacidad mínima requerida es de 10.000 espectadores, cifra que no varía para la segunda instancia de esta eliminatoria y tampoco en la etapa de grupos. Donde cambia es a partir de octavos a cuartos de final. Se necesita una cancha con capacidad para 20.000 simpatizantes.
Atlético, dueño del estadio más grande de la región, supera la base. Habrá que ver qué números hará regir Defensa Civil, en caso de que el sueño “Decano” no se corte. Para el último encuentro con Boca, por el campeonato de Primera, según la entidad municipal, el “José Fierro” tenía permitido el ingreso de hasta 22.500 personas. Lo raro es que en 2012 lo había habilitado para casi 28.000.
Pensar en jugar la Copa ya era como tocar el cielo con las manos. Y llegar a una semifinal, ni hablar. En ese caso, Atlético deberá viajar, mínimo, hasta Córdoba: necesita lugar para 30.000 fans sentados. El estadio “Mario Alberto Kempes”, cuya capacidad supera las 57.000 almas, es el lugar ideal para esa cita, puesto que el mínimo debe rondar las 40.000 localidades. Sin embargo, para jugar en La Docta, Atlético debe pedir una excepción a la Conmebol, ya que supera el límite de 100 kilómetros de distancia de su campo.
¿Y la final? En estadio neutral.
Otros detalles
La iluminación artificial debe tener su respaldo con un grupo electrógeno. No es problema, se alquila. Tampoco lo sería el aeropuerto internacional, ya que Tucumán cuenta con uno propio. Si el “Teniente Benjamín Matienzo” no reúne las condiciones mínimas puede gestionarse una autorización para que el avión del rival llegue a destino sin problemas.
Un punto a mejorar será la zona donde se realizan los controles antidopaje, así como también la conexión a internet con formato wi fi de alta velocidad, tanto en el sector de prensa (habrá que construir uno con pupitres), como en el vestuario de los árbitros y el oficial.
Cualquier altercado que ocurra, Atlético pagará las consecuencias. Nadie piensa en ello. Los hinchas se imaginan de fiesta.