Máximo Nicastro no para de saludar gente en la explanada del sector 1 de las plateas de Atlético, durante el entretiempo del partido entre el “Deca” y Boca. Según explica su papá, Vicente (62 años) tanto cariño se debe a que todos ya lo conocen, porque desde que era prácticamente un bebé que lo lleva a la cancha.

“Soy hincha de Atlético de toda la vida; siento mucha alegría cuando vengo a verlo”, cuenta Máximo a LG Deportiva. Y antes de que comience el segundo tiempo, se anima a hacer un análisis del presente de su equipo. “Ahora lo veo bien; digamos que fue una pena que el ‘Deca’ pierda tres partidos seguidos. Pero ya ganó contra Independiente, y ahora estamos por jugar la Libertadores. Me siento muy orgulloso”, dice el joven, de 20 años.

Cuando se reinicia el partido, Máximo vuelve su atención hacia lo que sucede en el campo de juego, y su papá se queda dialogando con LG Deportiva. Él preside la asociación civil Down is Up, que reúne a papás de chicos con síndrome de Down. “Siempre vengo con él; desde que nació que lo traigo a la cancha”, cuenta.

Añade que la salida está tan establecida como fija que ya se da en forma natural, cada vez que el “Deca” juega en el “Monumental” de 25 de Mayo y Chile. “Todos los partidos venimos; él se prepara durante la semana, porque tiene el entusiasmo de venir a la cancha, y por supuesto que es una fiesta para los dos, y para toda la familia”, dice. Siempre ocupan el mismo lugar; de hecho, adquirieron la butaca por la temporada.

Nicastro señala que en la asociación que preside están incorporando de a poco la práctica deportiva para los chicos. “Empezamos con taekwondo”, precisa. ¿Y el fútbol?, le pregunta LG Deportiva. “El tema es que tenemos chicos de distinta edad; pero mayormente bebés y chicos chiquitos; entonces, no hacemos salidas de conjunto para venir a las canchas”, explica.

No obstante, señala que ya tuvieron una experiencia de esa naturaleza, precisamente en cancha del “Decano”: “durante el torneo pasado, cuando jugamos contra Racing, estuvimos presentes”. Y a futuro no descarta la posibilidad de que vayan todos a las canchas, para presenciar partidos. “Es una idea que tenemos; con los más grandecitos lo vamos a hacer”, dice.

A esa altura de la charla, Máximo renegaba por el segundo gol de Boca, y lamentaba un tiro de un jugador de Atlético, que pasó muy cerca del palo. Luego, celebró el empate definitivo de Atlético. Y seguramente a la salida, mientras regresaban a su casa, él, su papá y su hermano -Francisco, de 19 años, también presente en la cancha- se habrán permitido criticar los fallos del árbitro que, a instancias de ambos jueces de líneas, anuló dos goles legítimos, con los cuales el “Deca” habría ganado 4 a 2.