Un lustro después de que la Justicia Federal de Tucumán lo homenajeara designando a la mesa de entradas con su nombre y tras batir varios records institucionales, Raúl David Mender dio un paso al costado. Vocal de la Cámara Federal de Apelaciones durante 32 años -desde 1974 hasta 2016, con el interregno de una década por la cesantía que dispuso el dictador Jorge Rafael Videla-, Mender decidió que su renuncia surta efectos a partir del 31 de octubre, según fuentes del Consejo de la Magistratura de la Nación y de la Justicia Federal. La dimisión sorprendió apenas puesto que Mender llevaba 615 días corridos sin ir a trabajar acogido a una licencia con goce de sueldo por enfermedad prolongada.
El camarista se retira con 95 años y el título de decano de los magistrados argentinos. La renuncia debe ser aceptada por el presidente de la Nación, Mauricio Macri: a partir de entonces, comenzará a funcionar la maquinaria estatal encargada de seleccionar a su reemplazante (se informa por aparte). El magistrado ya percibiría beneficios previsionales por su actuación como docente y por haber sido destituido durante la última dictadura, amén de una pensión. En el Consejo de la Magistratura de la Nación comentaron que en septiembre había cobrado un salario neto libre de impuestos de $ 145.000.
El 18 de febrero de 2015, los pares de Mender lo autorizaron a ausentarse de la Cámara por una enfermedad de largo tratamiento, régimen especial que confiere una licencia de hasta dos años de duración con percepción de haberes. En la base de acordadas de la Cámara consta que, desde entonces, Mender fue renovando periódicamente el pedido de licencia por 45, 60 o 90 días. La última prórroga vencía mañana. En cada supuesto, las licencias extendidas recibieron el visto bueno de los pares del solicitante: Ernesto Wayar, Ricardo Sanjuán y Marina Cossio.
En el ínterin, el vocal de la Cámara Federal también había solicitado días libres por haber trabajado durante las ferias judiciales de julio de 2010 y de 2013 (21 días en total), y de enero de 2010 (31 días). La ausencia prolongada de Mender no tenía correlato en la historia reciente de la Justicia Federal de Tucumán. Este diario intentó ayer contactarlo por la vía telefónica, pero la gestión resultó infructuosa.
Son persistentes las versiones que dan cuenta sobre el deterioro de su salud. En los Tribunales de Congreso y Las Piedras manifestaron que el camarista justificó la licencia especial con certificados firmados por el cardiólogo Gustavo Haurigot. Esos papeles indican que el paciente cumple un tratamiento por diabetes.
El viento sopla siempre
Mender ingresó a los Tribunales Federales el 16 de abril de 1951, día en el que prestó juramento como secretario de Cámara, según la Acordada 101 del 26 de septiembre de 2011. El 8 de octubre de 1969 fue designado procurador fiscal federal ante el Juzgado Federal de primera instancia de Tucumán. Cinco años más tarde, el Poder Ejecutivo de la Nación lo nombró vocal de la Cámara, cargo que desempeñó hasta el 29 de octubre de 1976, cuando cesó en sus funciones por el Decreto 2.282 de Videla. Tres años después del restablecimiento de la democracia, el Gobierno emitió el Decreto 458 del 31 de marzo de 1986 que repuso a Mender en el cargo.
“En su larga trayectoria, como juez o presidente cuando le tocó actuar como tal, el doctor Mender participó en forma destacada en la vida institucional de esta Cámara juzgando, como se desprende de sus pronunciamientos muchas veces dictados en disidencia, sin perder de vista que la idea de justicia es el principio más elevado del Derecho”, expresó la Acordada 101/11 que designa “Raúl David Mender” a la mesa general de entradas.
El vocal decano de la Cámara no pasaba inadvertido. Durante el gran proceso de renovación de la institución acaecido hace una década por la destitución del ex juez federal N°2, Felipe Terán (luego condenado en un proceso sustanciado en la misma casa), y la jubilación con el beneficio del 82% móvil forzada por las circunstancias de Jorge Parache, ex juez federal N°1, Mender llegó a decir que se había “metido los dedos en la lata”. En 2010, el juez fue sancionado tras ordenar la detención del empleado Rafael Medina porque no lo había saludado con los gestos y las palabras que pretendía. Para entonces, Mender había dejado de asistir a los actos protocolares y se lo veía poco en general. “¿Cuándo debe retirarse el magistrado?”, le consultó este diario en 2006. El camarista respondió: “doy gracias a Dios de que tengo buena salud mental. Ese es el denominador fundamental para que el juez sepa cuándo debe retirarse. Vea, el viento es viejo, pero sopla”.
La Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán funciona con tres de sus cinco miembros desde el 1 de julio de 2015 por la renuncia con fines jubilatorios de la ex vocal Graciela Fernández Vecino y la licencia por enfermedad de largo tratamiento de Raúl Mender, quien a partir del 31 de octubre dejará el tribunal (se informa por separado). Esa situación obliga, en ciertos casos, a integrar la Cámara con magistrados jubilados. Como ya hay un concurso abierto para cubrir la vacante de la ex jueza y este podría ser ampliado para absorber la vocalía de Mender, es posible que el presidente Mauricio Macri designe a los dos nuevos miembros de la Cámara Federal local.
Ello depende de que el Consejo de la Magistratura de la Nación disponga la acumulación en el concurso en trámite, alternativa que está prevista en el reglamento del órgano. Y de que acelere los plazos: ocurre que el proceso convocado para llenar el cargo de Fernández Vecino está virtualmente detenido desde noviembre (los aspirantes rindieron la oposición, pero aún no tienen las calificaciones). La última información oficial disponible indica que el consejero Juan Bautista Mahiques adeuda la propuesta de calificación de antecedentes desde el 8 de mayo.
El concurso prosigue con la confección del orden de mérito provisorio y la presentación de impugnaciones. Luego, el Consejo de la Magistratura ha de entrevistar a los finalistas, que deben someterse a un examen psicofísico. A continuación, el órgano queda en condiciones de aprobar la terna que ha de elevar al Poder Ejecutivo de la Nación. Allí comienza la etapa política de la selección de jueces, con tiempos que resultan sumamente inciertos. En el período kirchnerista se profundizó la tendencia a dilatar y postergar el nombramiento de magistrados: por esa demora y la del trámite en el Consejo, están vacantes 250 de los 993 cargos de la Justicia Federal y Nacional.