Los peritos de Gendarmería Nacional que investigaron la muerte del padre Juan Viroche llegaron a la conclusión de que el cuerpo del sacerdote no presentaba ningún golpe ni herida.
Fuentes de la fuerza nacional confirmaron los resultados de la segunda autopsia que realizaron al cuerpo del religioso: descartaron que haya sido herido antes de su muerte.
A partir de las placas radiográficas que tomaron el viernes por la noche en la morgue, los peritos desmintieron la versión que sostenía que el sacerdote tenía costillas fracturadas (este dato erróneo había trascendido horas después de su muerte).
En el mismo estudio quedó claro que tampoco había sufrido heridas en el tórax. Ahora, al fiscal Diego López Ávila le falta recibir los resultados de los estudios toxicológicos que se hicieron para determinar si al sacerdote le aplicaron o le dieron alguna substancia que anulara su voluntad y permitiera montar la escena de un suicidio.
Además, todavía debe recibir los diferente análisis que solicitó que se hicieran para determinar con exactitud la hora de su muerte.