(De nuestra enviada especial, Magena Valentié).- La emoción que se vivió ayer en el Vaticano cuando el papa Francisco ungió al cura José Gabriel del Rosario Brochero, resuena con fuerza en Córdoba. Y obliga a pensar que, aunque falleció hace 102 años, Brochero es un cura actual. Si viviera hoy quizás estaría cabalgando por las villas, por los pasillos donde se esconden las cocinas de la droga, y le hablaría a la gente en forma llana y sin vueltas, como lo hizo siempre. Gustavo Gatto, de 35 años, párroco de James Craik, de la diócesis de Villa María, sostiene que el padre Brochero también se enfrentó al mundo de las adicciones. “En aquel tiempo había muchísimo consumo de alcohol y el cura intentaba a través de los ejercicios espirituales ignacianos que la gente se aleje del vicio y enfrente las situaciones”, dijo. Al sacerdote Juan Patricio Iribarren, de 32 años y vicario de Nuestra Señora de Itatí, de San Isidro, le gusta imaginar a Brochero con la cercanía de un “cura amigo”.
Con dos años de cura, el padre Juan ve en el nuevo santo a “la Iglesia que permanece al lado de la gente”, y “no desde el poder”, sino “acompañando a los fieles en sus necesidades, para que consigan lo que se proponen, creciendo en dignidad y con promoción humana”, resalta . “Para mí es muy fuerte la figura de Brochero como el cura amigo, que ayudó al pueblo trabajando codo a codo. Me parece interesante descubrir en él esta nueva iglesia que no está parada en el poder sino que acompaña a la gente en su vida cotidiana para que crezca”, dice.
El padre Gustavo aclara que “a los santos hay que imitarlos, pero que no se puede reproducir sus vidas porque no es la misma época histórica , sí debemos rescatar sus valores y encarnarlos en el mundo de hoy”, afirma. Piensa que más allá de las diferencias de época entre la Iglesia de Brochero y la de Francisco, la médula es la misma. “Es la misma iglesia que sale al encuentro de los que están más lejos. En el caso de Brochero ese ‘estar más lejos’ era geográfico, pero también tiene que ver con las fronteras existenciales. Y tanto en Francisco como en Brochero encuentro el estímulo en mi vida sacerdotal para acercarme a los que están lejos “, reconoce. Sin embargo, no deja de observar que el curita de Traslasierra vivió un esquema eclesial distinto al del Concilio Vaticano II, que le toca al papa Francisco.
¿Se sienten exigidos por seguir el camino de Brochero? Juan ríe con una sonrisa blanca y fresca. “Nosotros seguimos a Jesús no a Brochero,-aclara-. Seguir a Jesús es más complicador porque él dio la vida por nosotros en la Cruz”. “Pero es exigente porque es vivir en la radicalidad de Jesús”. El padre Gustavo también está de acuerdo en que “la vara tiene que estar alta porque el modelo es Jesús. Cuando uno empieza a leer tantos buenos estudios que se han hecho sobre su vida, uno descubre que Brochero se hizo santo desde su humanidad . El tenía sus defectos, sus luchas … y la vara es alta. Los sacerdotes somos personas creyentes. Dios está presente en la realidad, no sobre la realidad. En Brochero Dios estaba presente cuando iba a picar piedras, cuando visitaba a un enfermo, cuando predicaba, y cuando le cuidaba las mulas a los criollos para que puedan ir a rezar”.
Gustavo sólo vio una vez al papa Francisco, cuando todavía era Jorge Bergoglio. “Recuerdo una frase de él que luego la repitió siendo papa: ‘pecadores sí, corruptos no’. Ahí estaba la humanidad, en lo primero”, indica.
La hermana Silvia Somaré, esclava del Corazón de Jesús, ve en Brochero un hombre “apasionado por Jesús” y que “se puso la patria al hombro”. “Él es un testimonio de la promoción humana, porque no regaló nada a los serranos, sino que les enseñó a trabajar, a buscar caminos y puentes, les enseñó a ser dignos y les enseñó un nuevo modo de evangelización a través de los ejercicios espirituales ignacianos. Y aquí entra la madre Catalina de María Rodríguez (fundadora de la congregación) a quien le pide que se haga cargo de la Casa de Ejercicios Espirituales y del hogar de Niñas. La madre manda a 16 hermanas de la congregación que había fundado cinco años atrás. Las hermanas llegaron a caballo y están presentes aquí hasta el día de hoy”, remarca la hermana.
A imitar
El padre Julio Merediz, vicepostulador de la causa, recomienda no admirar tanto a Brochero, e imitarlo más. “Cuando uno admira a alguien lo pone lejos, y nosotros necesitamos sentir la cercanía, para estar con el que sufre, con el que vivió su fe y nos ayuda a crecer. Los santos están para eso, para ser modelos que nos da la iglesia para que nosotros podamos seguir mejor a Jesús”, resume.
El padre Merediz siente que hay una enorme cercanía entre el cura Brochero y el papa Francisco, porque todo lo que dice hoy el papa ya lo hizo el santo, señala. “Por eso Brochero no sólo es un modelo para los sacerdotes sino para todos los cristianos”.
En la vigilia, la lluvia no menguó el espíritu de la multitud
Pese a los malos pronósticos, una multitud veló la memoria de José Gabriel del Rosario Brochero en la villa que lleva su nombre, y desde donde desplegó su enorme obra en Traslasierra. La vigilia comenzó a la noche del sábado, después del oficio de una misa, en la plaza principal, bajo un cielo cargado de nubes negras, que por momentos dejaban escapar lloviznas rápidas con viento. El cielo aguantó una hora hasta que terminó la misa y a las 21 ni bien terminó el ofició el cielo se rasgó por completo, e inundó las calles, azotando con granizo por momentos. La gente corrió a refugiarse en el templo. Hubo quienes agradecían a Brochero por haber dejado que acabara la misa. Pero más de uno se imaginó al nuevo santo agarrándose el estómago a las carcajadas. “La gracia de Dios es como la lluvia, moja a todos”, les pareció oir que gritaba.
La lluvia retrasó la vigilia que iba a comenzar en el Predio La Providencia, a pocas cuadras de la plaza, donde ya se empezó a levantar el nuevo templo en honor al santo Brochero. La gente no tuvo más remedio que quedarse en la iglesia, donde se inmediato se armó un duelo de cantos y bailes en honor a santo. Recién a las dos de la mañana el agua paró y comenzó el lento peregrinar de los fieles que como hormigas enfilaban cargando sus sillas de plástico bajo la luna llena que ya se empezaba a transparentar por detrás de las nubes. Los grupos caminaban tomándose de las manos por los lodozales, munidos de reposeras, mantas y capas para soportar el frío.
En el predio, de unas siete hectáreas, las horas transcurrieron largas y penosos, sobre todo en los momentos en que arreciaba el viento helado. Una proyección del personaje de Doña Jovita, entrañable para el público cordobés, intentaba con poco éxito mantener despiertos a los feligreses. Pero a las cinco madrugada comenzó la transmisión en directo desde el Vaticano. Apenas se escuchó que el cura Brochero había sido declarado santo las campanas de la iglesia comenzaron a tañir incesantes. La misa en la plaza de San Pedro fue seguida con gran emoción por los alrededor de 25.000 fieles según los organizadores. Y una vez que terminó el cielo estalló en fuegos de artificio. A 9, se ofició la primera misa con cura Brochero como santo. Estuvo presidida por los obispos de Quilmes, monseñor Juan Carlos Tisseray de Azul, monseñor Hugo Manuel Salabarry, entre otros 20 sacerdotes. Los obispos más cercanos a la causa brocheriana están en Roma, pero se reunirán el 29 de este mes en Villa Brochero para oficiar la primera misa del santo Brochero en la iglesia principal. El día terminó con un sol radiante, sin rastros de la lluvia que “como la gracia mojó a todos por igual”.
El testimonio de Joaquín- Hacía nueve meses que el pequeño Joaquín (foto 1) había terminado con su tratamiento de quimioterapia por una leucemia, y todos creían que la batalla estaba ganada. Pero la enfermedad volvió a atacar y con más fuerzas. Los médicos informaron a Noelia, la mamá, de la necesidad de postularse para ser donante de médula ósea de su hijo. Ella cuenta que se encomendó al Cura Brochero, cuya historia había escuchado en un programa radial. Una devota, Tina Chávez, le alcanzó una estampita con una reliquia de tercer grado que consistía en pedacito del poncho del cura ahora santo. “A partir de los rezos el vuelco de Joaquín fue impresionante. La doctora me llamó para decirme que no sabía qué había pasado pero ya no había necesidad de operar porque estaba todo bien, esa lesión tan grave había desaparecido”, cuenta emocionada con el pequeño Joaquín y el resto de la familia a su alrededor.
El testimonio de Esteban.-Esteban Perosset (foto 3) es un médico rosarino que jamás imaginó estar en una iglesia como la de la Villa Cura Brochero, dando su testimonio de devoción. Su esposa Nenina tuvo un infarto masivo de miocardio. Los médico le dijeron que la única solución era el trasplante. Ella tenía dos hijos pequeños a los que no podía ver porque estaba inmunodeprimida. Hoy, él asegura que gracias a los ruegos a Brochero ella se recuperó, “hoy hace yoga, vive feliz en casa y aunque no ejerce la medicina realiza muchas tareas en forma totalmente normal”, cuenta su marido que realizó una cabalgata para agradecer. Perosset recorre los distintos barrios de Santa Fe dando charlas sobre la vida y obra del Cura Brochero.
El testimonio de Tita.-Tita Chávez (centro) siente una enorme felicidad. Fue una de las primeras vecinas de Villa Cura Brochero en participar activamente en la promoción de la vida del ahora santo. “Marta, tenemos santo”!!” le grita a su vecina que barre la calle. Todo el mundo la saluda, pero no sólo porque es conocida en un pueblo de 8.000 habitantes, sino porque es una gran difusora de la devoción. “Yo no quise irme a Roma, me quedé para recibirlo aquí como santo, en su pueblo de toda la vida”, le contó feliz a LA GACETA. Tina cuenta que no hay uno, dos o tres milagros, para explicar el por qué de la santificación de Brochero. “Toda su vida es un gran milagro”, asegura.