BUENOS AIRES.- El papa Francisco y el presidente, Mauricio Macri, volverán a verse las caras frente a frente el sábado en el Vaticano. Una reunión que, a priori, se presenta más distendida, familiar y menos protocolar que aquel primer encuentro del 27 de febrero, de breves 22 minutos y encorsetado por un marco de frialdad y formalidad.

El pontífice argentino dio dos señales inequívocas de querer descontracturar la audiencia, al adelantarla dos días para que no quede envuelta en las connotaciones políticas del 17 de octubre, Día de la Lealtad peronista, y al disponer que se haga en un estudio anexo al Aula Pablo VI y no en el Palacio Apostólico, como en la primera.

Macri también puso su parte al aceptar viajar con una comitiva “austera” a la canonización del Cura Brochero que el pontífice presidirá en la Plaza San Pedro un día después de la audiencia, y cumplir la promesa que le hizo a Jorge Bergoglio de llevar a su hija Antonia, además de a su esposa Juliana Awada.

Una semana antes, los posibles temas que abordarán el Papa y el Presidente durante el diálogo privado son motivo de corrillos políticos y eclesiásticos, no siempre bien intencionados.

“Tengo una gran expectativa que va a ser una buena conversación”, dijo la canciller Susana Malcorra, a quien el Papa recibió en julio y destacó su “cintura política” para ejercer la función. En otros sectores del Gobierno ponen en duda, sin embargo, que el encuentro sea tan distendido como se cree de antemano y fundamentaron su preocupación en un antiguo refrán eclesiástico: “De Roma viene, lo que a Roma va”.

La Casa Rosada tiene motivos para preocuparse, porque los informes que obispos e interlocutores informales le acercan a Francisco son poco alentadores: pobreza y desocupación en alza, inversiones que no llegan y un llamado a una mesa de concertación nacional que Macri demora, porque considera que puede afectar la gobernabilidad.

Precisamente, la Iglesia insistió en los últimos meses en la necesidad de un pacto entre sectores para buscar soluciones a tres “lacras” que afectan al país: pobreza, corrupción y narcotráfico. Problemas a los que también sumó últimamente la inseguridad.

Más allá de estas urgencias, en ambientes eclesiásticos anticiparon que el Papa buscará conocer también los pormenores y “solvencia” del programa que instrumentó el Gobierno para traer al país a unos 3.000 refugiados sirios, con la creación de un “gabinete nacional” específico. Un tema recurrente en la agenda de Francisco, en el contexto de lo que llamó “una tercer guerra mundial en partes”.

Asimismo, anticiparon que el pontífice intentará indagar sobre cómo hará Macri para “integrar” en su política económica a los movimientos sociales. Esos que el miércoles bloquearon el tránsito e instalaron ollas populares en diferentes puntos del país en reclamo de “un millón de puestos de trabajo”.

El dato no es menor. El Papa acompaña desde sus años como arzobispo la defensa de los derechos y de las 3T -trabajo, techo, tierra- que hacen las familias que integran estos movimientos populares, y a cuyos referentes argentinos prevé recibir a principios de noviembre.

Desde la llegada de Cambiemos al poder en diciembre de 2015, la relación de Francisco y Macri estuvo marcada por el protocolo, los cortocircuitos y las desconfianzas mutuas. Desconfianzas que vienen desde los años que convivieron en Buenos Aires: uno como arzobispo, otro como jefe de gobierno de la Ciudad.

Fricciones personales de larga data, a las que se sumaron roces nuevos a raíz del rosario que el Papa le envió de obsequio a Milagro Sala, la dirigente social jujeña detenida y acusada de fraude en la construcción de viviendas sociales, o la decisión de recibir en audiencia privada a Hebe de Bonafini, entre otras.

Con todo, Francisco dijo en una entrevista con el diario La Nación que no tiene “ningún problema con Macri” y hasta consideró “una persona noble”.

"No viene para que no lo tironeen"

El ex presidente Eduardo Duhalde sostuvo que el Papa Francisco no viene a la Argentina para que no lo tironeen de un lado para el otro” en un acto electoral. “Acá las elecciones son riñas y no hemos aprendido que no deben serlo”, graficó.

En declaraciones a Radio Provincia de Buenos Aires, Duhalde, tras destacar que “la Argentina necesita movilidad social”, precisó que a diez meses del gobierno de Mauricio Macri “yo imaginé que ganara quién ganara las elecciones íbamos a estar así”.

En tal sentido, luego de señalar que “es muy difícil resolver las situaciones en la que nos encontrábamos”, el ex mandatario nacional sostuvo que el presidente “cumplió con su compromiso de salir del cepo ya que de una manera u otra había que salir y se está relacionando con el mundo”, aunque calificó al tarifazo como “un error”.

Consultado acerca de la gestión de la gobernadora bonaerense María Eugenio Vidal, indicó: “me gusta mucho, y si le agrega gestión creo que no tiene techo, es joven y está angelada”.

Acerca de cómo imagina el 2017, Duhalde afirmó que “hay dos futuros el año que viene; el deseado, que es que las cosas vayan bien lentamente porque no se puede pretender que mejoren de golpe, y está la otra, que se siga agravando la situación social”, aunque manifestó su “confianza en que podamos repechar la cuesta”.

Sobre el PJ consideró que está “muy mal porque no hay liderazgos”. Tampoco escapó a responder sobre el bonaerense Daniel Scioli y Cristina Fernández de Kirchner. Del primero sostuvo que “el ex gobernador es una buena persona pero no tiene liderazgo” y de la ex titular del Ejecutivo nacional indicó que “no tenía condiciones para ser presidenta”. (Télam)

"Buena relación con la Iglesia"

El arzobispo argentino y canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, Marcelo Sánchez Sorondo, destacó la visita que el presidente Mauricio Macri realizará el sábado al papa Francisco y celebró la “decisión de asistir a la celebración del cura Brochero”, subrayando el interés del Papa en hablar con el mandatario argentino.

En declaraciones a radio El Mundo, en la que le consultaron sobre la visita del presidente Macri del próximo sábado, día en que será recibido por el Santo Padre, Sánchez Sorondo señaló como “muy positiva la decisión tomada por el Presidente” de asistir “a la celebración del primer santo Argentino”.

“Esto habla de una buena relación con la Iglesia (Católica)”, agregó el religioso. “La reunión que (Macri) mantendrá con Su Santidad, nos habla del interés del Papa de hablar con el presidente. Creo que todo esto habla de algo muy positivo”.

Acerca de las distintas lecturas sobre la relación entre Macri y Francisco, Sánchez Sorondo contestó: “las lecturas deben ser positivas porque primero el presidente Macri viene a la gran celebración (por Brochero)”.

Por otra parte, sobre si Francisco es un “Papa peronista”, Sánchez Sorondo respondió que “la verdad es que yo no creo que el Papa, como Papa, sea peronista, aunque no se si lo fue”.

“El peronismo -dijo por último- es algo de Argentina, no es un programa universal, en todo caso lo que tenía de bueno el peronismo es que se basaba en la Doctrina Social de la Iglesia y eso es lo que sostiene el Papa, y eso es lo que sigue el Papa... Lo central en la Doctrina Social de la Iglesia es la justicia, la justicia en la tierra y la justicia con el otro hombre”. (Télam)