Una muerte que generó dudas entre los tucumanos y a nivel nacional. Para la Justicia, el cura Juan Viroche se quitó la vida ahorcándose en el interior de la de la parroquia de Nuestra Señora del Valle de La Florida. Para los vecinos y los feligreses fue víctima de un homicidio por las permanentes denuncias que realizaba en contra de la venta de drogas en el interior de la provincia. Y a esa postura la ratificaron con una nutrida marcha por las calles de la localidad del este tucumano.
Todo comenzó muy temprano. Cerca de las 8, las personas que limpiaban el templo encontraron el cuerpo del religioso sin vida. Avisaron a la Policía y a los minutos, el pueblo se conmocionó por la noticia. Rápidamente los habitantes rodearon a la Iglesia tratando de saber lo que había sucedido.
Los peritos de la Policía, que supervisados por colaboradores del fiscal Diego López Ávila, al analizar el lugar encontraron que no había gran desorden, hallaron una bolsa con dinero y joyas, y se dieron con que las prendas del cura no tendrían rastros de que él hubiera peleado o de que hubiera sido obligado a colgarse. Por la tarde, se conocieron los detalles de la autopsia: el sacerdote había muerto por asfixia y en su cuerpo no había signos de golpes. La Justicia sumaba indicios para descartar un homicidio.
“La investigación aún no culminó. Seguimos trabajando, lo único que puedo confirmar es que con los informes periciales podemos pensar que se trató de un suicidio. Ahora tenemos que seguir buscando pruebas para confirmar o descartar que lo hayan inducido a quitarse la vida”, destacó López Ávila en una charla con LA GACETA.
Los fieles del este de la provincia no creían lo que estaba pasando. Tampoco creían las informaciones que daban cuenta de que el padre Juan se había suicidado. “El hacía muchas cosas por el tema de las drogas. El ayudaba a los chicos y denunciaba a los que la vendían. Cuando robaron en la Iglesia, muchos dijeron que era una especie de mensaje para él”, manifestó Néstor Veliz.
“La Florida es un pueblo de nadie. Ahora nos quedamos sin nada. En tiempo de política teníamos a la Policía, ahora no. El padre no se suicidó, lo mataron. Esto es un crimen. Esto es un aviso. Ahora no sé qué va a pasar. Ahora nuestros hijos no van a ser dignos de nada”, lamentó Ema Arroyo, una de las mujeres que comenzó a gritar cuando un funcionario judicial planteó la teoría de que el sacerdote se habría quitado la vida.
La otra pista
Con el correr de las horas (y mientras los medios nacionales hablaban de que el cura había sido víctima de un complot “narco”), la Justicia comenzaba a investigar una línea sentimental. Una mujer individualizó a una joven de Delfín Gallo como la que podría aportar datos importantes.
Personal de la División Homicidios, al mando del comisario Hugo Cabezas, ubicó a la joven y, por pedido del fiscal López Ávila, la trasladaron hasta tribunales. Allí, según confirmaron fuentes judiciales, la testigo habría confesado que ella habría mantenido una relación amorosa con el sacerdote hasta marzo pasado. Desmintió categóricamente que estaba embarazada, como le habían contado a los investigadores.
Ella, siempre de acuerdo con sus dichos, habría descubierto que el sacerdote tenía un romance con otra mujer. También habría asegurado que los familiares de esta última habían comenzado a denunciarlo en las redes sociales porque, supuestamente, el cura habría terminado con esa relación cuando se enteró que esperaba un hijo suyo.
El fiscal López Ávila le confirmó a LA GACETA que existió esa declaración y que en la investigación seguía la línea sentimental. “No descartamos nada y profundizaremos esta pista. No puedo dar más detalles porque hay que preservar a la testigo”, recalcó.
Cuando la mujer se retiró de Tribunales, en la oficina del fiscal se presentó el arzobispo Alfredo Zecca para conocer personalmente del desarrollo de la investigación. “La pesquisa se desarrolla en forma impecable. Se ha comprobado pericialmente que se trató de un suicidio”, hizo hincapié Facundo Maggio, abogado del Arzobispado de Tucumán.
Al ser consultado sobre la línea sentimental que se investiga, el profesional respondió: “el fiscal está para investigar delitos y no rumores y hasta el momento no se encuentra ninguna conexión del suicidio con un delito”.
Lo que dejó el caso
El último adiós.- Los restos del padre Juan están siendo velados en la iglesia Nuestra Señora del Carmen en la localidad de Posse. Hoy a las 10, el arzobispo Alfredo Zecca dará la misa de exequias. Luego, en caravana, sus restos serán trasladado al cementerio de Cevil Pozo, donde serán sepultados. Anoche fueron centenares los que le dieron el último adiós.
Escándalo a nivel nacional.- El caso tuvo una enorme repercursión en los medios nacionales. Primero hablaron de un homicidio cometido por “narcos”. Y, luego de que las pericias arrojaran que el sacerdote se habría suicidado, bajaron el nivel de cobertura. Muy pocos hablaron de la línea sentimental en la investigación.
Marcha.- A través de las redes sociales, los católicos convocaron a una marcha de silencio para pedir por el esclarecimiento del caso. Las Madres de Pañuelos Negros también anunciaron que participarán de la movilización. La concentración será al frente de la Iglesia de La Merced.
El traslado.- “Cinco días antes de su fallecimiento, el Arzobispado había decidido aceptar el traslado que había solicitado el padre Juan. Si no se concretó antes, fue porque el pidió quedarse unos días más”, aseguró Facundo Maggio, abogado del Arzobispado de Tucumán.
Críticas.- “El cuerpo fue encontrado con signos de tortura. Con golpes. Yo descarto el suicidio, su personalidad no daba para esa situación. No es un sacerdote común, es un hombre comprometido con la vida”, declaró el fiscal federal Gustavo Gómez a la prensa nacional. Sus dichos fueron cuestionados por el arzobispado. “No entiendo de donde sacó la información el fiscal Gómez que además de incompetente en el caso, ni siquiera estaba en la provincia cuando opinó del tema”, señaló Maggio.
PEDIDO.- La Comisión Nacional de la Pastoral de Adicciones y Drogadependencia, que depende de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, destacó que el padre Juan, “era conocido por jugarse en contra del narcotráfico, habló claro hacia adentro y hacia afuera de su comunidad defendiendo la vida en peligro”.