El radicalismo tucumano dirimirá hoy la conducción del partido por los próximos dos años. Casi 60.000 afiliados están habilitados para acudir a las urnas en toda la provincia y elegir entre la lista oficialista Roja y Blanca, que lidera José Cano; y la Roja A, que conduce Ariel García. La renovación de autoridades del distrito local de la Unión Cívica Radical (UCR) acaece en un momento particular: el partido centenario forma parte de la alianza de gobierno nacional Cambiemos junto al macrismo y a nivel provincial conforma el Acuerdo para el Bicentenario junto al peronismo disidente.

La elección significará el fin, tras cuatro años de mandato, de la presidencia de Cano (dos gestiones). El titular del Plan Belgrano desistió de buscar la segunda reelección y cedió la candidatura al secretario de Gobierno de Concepción, Julio César Herrera. Enfrente, García -vicepresidente segundo de la Legislastura- disputa la conducción del partido al canismo con la propuesta de un radicalismo que no sea “furgón de cola” del macrismo.

Los 57.728 afiliados del padrón podrán sufragar entre las 8 y las 18, en 277 mesas distribuidas en 171 escuelas de la provincia. La particularidad es que sólo García y Herrera compiten por el liderazgo pero en los cuartos oscuros habrá tres mazos de boletas diferentes, ya que la candidata a presidenta por la lista Roja, Blanca y Morada, María Cristina Córdoba, renunció a la candidatura luego de la oficialización de los mazos. Esa lista, que originalmente encabezaba el simoqueño Félix Mothe, sólo competirá en algunos cargos.

Se elegirán 15 miembros de la Junta de Gobierno, cuatro delegados al comité nacional, 10 miembros para cada una de las juntas departamentales y 80 convencionales provinciales. El esquema de reparto de cargos se dirimirá mediante el sistema D’Hont.

“Somos una parte importante de Cambiemos, de qué furgón de cola estamos hablando. Hace 8 años sacamos 25.000 votos en las elecciones provinciales. El año pasado obtuvimos 300.000 votos, peleamos la gobernación y tenemos dirigentes de peso”, planteó Herrera. El correligionario de 60 años, ex interventor del partido y legislador entre 1995 y 1999, aboga por sostener las alianzas que comenzó a cimentar el partido desde 2007.

Con 43 años recién cumplidos, García encaró la campaña con el argumento de devolver al radicalismo al lugar central en la política que le corresponde. “Queremos un radicalismo al lado de la gente resolviendo los problemas del pueblo, no un partido cuyos destinos sean definidos por cuatro dirigentes en la mesa de un bar”, disparó García.

El espacio de García advirtió por diversos casos de clientelismo electoral. El oficialismo radical, en tanto, alertó que sus oponentes encontraron respaldo logístico desde la conducción de la Legislatura.