El desarrollo económico se da por la conjunción de varios factores. Por ejemplo, mejorar la calidad educativa, proveer de herramientas contracíclicas al distrito, de tal manera de evitar las consecuencias de los cambios bruscos en el ritmo económico y, por sobre todo, respetar las reglas de juego. Esa es una de las conclusiones a las que los economistas nacionales e internacionales arribaron ayer en el Coloquio “Perspectivas en crecimiento y desarrollo económico”, realizado ayer en el Teatro Rosita Ávila de la zona de El Abasto. “La clave de todo esto es que, a partir del debate de ideas y de los problemas, se pueden pensar políticas de largo plazo”, señala, a manera de conclusión del foro Juan Pablo Nicolini, coordinador académico del Coloquio y economista senior de la Reserva Federal de Minneapolis (Estados Unidos).
“Somos economistas y nos dedicamos a hacer investigación. Como estamos pensando, muchas cosas son teóricas. Pero en el fondo, nos interesa la economía. Somos argentinos que no dejamos de pensar en la economía de nuestro país”, sintetiza el ex rector de la Universidad Torcuato Di Tella.
La inauguración del ciclo realizado en el marco de las celebraciones por los 200 años de la Declaración de la Independencia argentina, estuvo a cargo del gobernador Juan Manzur. Estuvo acompañado por el vocal primero del Ente del Bicentenario, Julio Saguir; Nicolini; el decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), José Luis Jiménez; entre otras autoridades.
“Queremos repensar la Argentina en el marco de los festejos del Bicentenario. Uno de los capítulos centrales tiene que ver con la economía. Los tucumanos, en un 78%, eligieron la palabra ‘Juntarnos’. Eso es lo que estamos haciendo aquí. Este encuentro no tiene antecedentes en Tucumán. Es uno de los monumentos más grandes que podemos aportar”, aseguró Manzur en su mensaje de apertura.
El mandatario expresó su deseo que este tipo de foros de debate se repita año tras año en la provincia, como una manera de contribuir a la discusión sobre políticas económicas y adoptarlas dentro de los planes de Gobierno. “Tenemos que buscar lo mejor y, a partir de lo mejor, buscar propuestas hacia el futuro. En este coloquio va a quedar un legado, una impronta”, remarcó. Según Manzur, “la Argentina nació acá, en Tucumán, en el marco de un país federal. El sueño es que, desde este lugar, podamos aportar una vez más a nuestro país en una de las disciplinas que más impacta en el bienestar de nuestra gente: la economía. El solo hecho de ‘Juntarnos’ para pensar el crecimiento y el desarrollo tiene el éxito asegurado”.
A su turno, Saguir destacó: “el gobernador siempre mantuvo la idea de abrir Tucumán al mundo y que el mundo se encuentre y dialogue en Tucumán. Y ese es el espíritu de estos congresos. Hemos venido debatiendo con expertos desde distintas perspectivas”.
El actual secretario de Gestión Pública y Planeamiento evaluó que la discusión fue de alto vuelo y que el diálogo siempre estará abierto para recibir propuestas. “El conocimiento es una construcción colectiva y eso es lo que se dio a través de este coloquio como uno de los desafíos del Bicentenario”, concluyó.
El papel de las expectativas racionales
A principios de los años 90, muy pocos economistas tenían en claro los efectos en las economías regionales de la llamada “hipótesis de las previsiones racionales”. Hasta que llegó el economista Robert Lucas, de la Universidad de Chicago y aclaró los tantos. Descubrió, por ejemplo, que la inflación y el empleo tienen una correlación positiva y que la evolución de la economía depende de esta relación.
Algunos estudiosos habían llegado a la conclusión de que el empleo puede aumentarse gracias a una política de relanzamiento de la economía. Sin embargo, Lucas demostró que cada intento de explotar esta relación en el marco de una política de expansión no ha conducido a otra cosa que a estimular la inflación; y sostuvo que un aumento durable del empleo no puede obtenerse nunca sobre una elevada tasa de inflación.
En 1972 publicó un artículo titulado “Expectativas sobre la neutralidad del dinero”. Esa publicación terminó cambiando el rumbo de la política económica. De hecho, Lucas fue el primero en expresar de modo riguroso la manera en que las expectativas, tanto de los consumidores como de los productores, cambian sustancialmente y se adaptan ante las alteraciones provocadas por las intervenciones gubernamentales.
La evaluación de los efectos de estas últimas debe, asegura Lucas, contemplar dicha interacción. La atención de los expertos en diseño de políticas económicas se desplazó del análisis del corto y el largo plazo hacia las expectativas de los afectados. El enfoque de Lucas es conocido como el “Enfoque de las expectativas racionales” y le valió en 1995 el premio Nobel de Economía.
Hoy, esta teoría es ampliamente utilizada en los modelos macroeconómicos contemporáneos de gran parte de los países del mundo, así como en la compleja teoría de juegos.